relatos, apuntes literarios...

domingo, 21 de noviembre de 2010

ya veremos...

Hace un frío reumático en la calle.
El mercurio formula vacuidades y divulga humedad por campos y ateneos.

En la cola del paro, las manos están crudas y los ojos abarcan una estepa glacial.
En casa, la familia languidece.

Los trabajadores salen de la fábrica al paso que se sale de la cárcel,
aceleran sus férreas partículas y se estrellan los unos con los otros
en el grosero vientre de las viejas colonias que forjan la leyenda del suburbio.

El crío admira el esfuerzo titánico con que se pone el pan encima de la mesa,
ovaciona el estruendo radial que emite la cadena productiva,
aprecia el ciclo voluptuoso del fuego y los metales.

Gélidamente, una manzana trota al encuentro del crepúsculo.

A la madre le duele la cabeza y golpea las sombras que murmuran su nombre.
El padre, el obrero soviético, campeón del torno y fresador epónimo,
escucha a Falsalarma tirado en el sofá
("¿Recuerdas cuando dije que jamás me vendería?..."*)
y se lía un canuto de polen al infeccioso ritmo del reggae.

De súbito, la nieve se pronuncia con un hilo de voz

El niño ama la mole de la fábrica,
la esbeltez de su anómala silueta, sus chimeneas turbias,
el continuo trasiego de camiones repartidores de la quinta esencia
que exterioriza la frenética actividad instalada en las naves.
Ama los días de paga, cuando los jóvenes asalariados
se disputan la flor de la miseria abarrotando sórdidos garitos
y el nudo consanguíneo relaja su compacta pesadumbre.

Hace un frío diamante, bajo cero, bajo sospecha y bajo juramento,
un frío a domicilio que envilece los fines de semana.

Una facción subversiva del proletariado elabora estrategias sindicales
asesorada por un experto en marketing
(el nuevo enamorado toma la palabra en la asamblea:
- ¡Compañeros!, no hay salvación fuera del convenio colectivo...).

La vida descerraja momentos inasibles -uno detrás de otro-,
y rescinde contratos de larga duración.
La muerte se pasea por los ojos del perro.

Tumbado en el sofá, el padre de familia languidece:
- ¿Vas a dejar de fumar esa porquería de una puta vez?
- ... Ya veremos...



* Este poema contiene un sample del tema de Falsalarma (con Morodo), "Fieles a lo vivido", del disco de Falsalarma, "Ley de vida"(2008).

martes, 16 de noviembre de 2010

ella no es vertiginosa

Ella no entiende el idioma masculino de los automóviles.
En vano trata de encontrar entre el maremágnum de signos una vena poética
que afirme la miseria de los sagrados viajes a ninguna parte:
la columna es sólida, el templo, confortable.

El Hotel es un punto de retorno, el agujero negro que escupe sinsustancia.
Los viajeros agitan sus folletos artísticos resoplando como caballerizas,
sudan profusamente su conocimiento,
creen ver, pero sólo son vistos.

La discreta muchacha alardea de rumbo,
funciona sus caderas con mayestática humildad, festonea el ambiente,
asalta las conciencias con una solución innovadora.
Cruza la calle a diez metros del paso de cebra
y los toyotas crujen sus sistemas de freno

-desde su burladero alicatado, la clac peatonal
investiga el periplo de la intrusa con relativa felicidad:
sólo la brisa atrapa su genuino flow-.

En la estación del Metro el mundo es socialista y el vagón es el mensaje.
Se hace la luz. Hay una luz que muerde la elipse de los túneles,
otra que purifica el cuello de los ángeles
y, un poco más allá, flamea el resplandor que dinamita las tinieblas.
Ella conoce el truco, y se deja llevar.
La soledad es un producto del destino.