no así la burguesía, que lo adora,
lo compra, lo esclaviza, lo atesora
y en seguida lo pone de su parte.
Ya fluye, sin que nada la coarte,
la verdad de la obra encantadora:
el burgués, diplomático, la ignora,
el príncipe la escucha y la comparte.
Escalones sociales más abajo
llaman arte a la fuerza de trabajo
(como nunca lo haría un buen marxista).
La belleza es verdad, pero no es bella,
el tiempo pasa sin pensar en ella,
por eso el tiempo es el mejor artista.
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