Las cárcavas del arte, las mollejas,
los sesos del color, la forma pura,
la sombra pura de brillantes cejas
que persigue al artista y lo captura.
Venderse por un plato de lentejas,
por una repugnante sinecura,
es una opción -la tomas o la dejas-
para el artista fan de la cultura.
Para los que se ahogan en un verbo
las soluciones pasan por El Cuervo
de Edgar Allan Poe, el finalista.
Y para los demás, los fingidores,
la única salida son las flores...
Por favor, ¡no ejecuten al artista!
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