relatos, apuntes literarios...

lunes, 15 de febrero de 2016

la claridad del día de mañana


Este cielo braseado de la tarde
que todo lo adelgaza. Los pájaros meditan su retirada, levantan planos, fáciles intersecciones. Una valla de piedra
se extiende hasta el confín, vista de cerca no es tan romántica, lleva
tierra, barro industrial, una maraña de insectos. Se abate el tiempo a sorbos de púrpura
vertiginoso; lo hace sobre la luz, tan inocente, presa en su digna gravedad.

Verde es el sol. Antes de nacer, la luz retoca su peinado, ¡qué turbación! El parque
abotonado, anexionado al peso de la noche, su paso romántico. La totalidad se esconde en una palabra
desierta. El lenguaje se adorna con poemas de plomo. También se cenaba en las casas
partidas por el rayo, aquellos simples barracones.

Ella –nube– ha  preferido un ángel. Las manos se le desposeían, se le despoblaban, los ojos
eran víctimas del sábado. Hoy toca hacer la compra donde no quiere ir;
ruinas que pulsan su interruptor perdido, se ceban en la sed. Allí escriben los doctores el nombre de los barcos,
viajan sin compartir. En el cuarto de estar, una niña deduce su reflejo, pleitea con su pálida hermosura
y todos idealizan su moldeable silueta ungidos de maternidad.

Armas cortas para defender el territorio, bloquear el aire en su búnker de paja. Ahora que los autos pertenecen
a la historia y la electricidad estorba como una estalactita. Junto a la hoguera los extranjeros cuentan
partes oscuras de la felicidad que había, cuando el fondo era una música gigante
y los versos arreciaban en nombre de la lluvia.

Básico y por la espalda, a la puerta del contenedor en busca de otra maravilla estropeada. Jordan ha salido
sin bases ni color, solo acompañada de un aliento cortante, el silbido sujeto
al centro de la fosa, su desproporción. Es tan bella hasta que lo demuestra y las miradas se dejan de buenas intenciones;
será que sus tatuajes bordan un minúsculo fracaso, que su cabello
estrena la claridad del día de mañana. El parque es un control para mirar atrás sin ver
de dónde viene tanta y tanta sombra.







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