La
crítica se moja la punta de los dedos de los pies; nos explica
una
historia de superación, cómo los grandes nombres realizan sus hazañas, su
literatura productiva,
protectora
y rechinante: y lo hace sin música de fondo. El escritor doblega el lenguaje
a fuerza
de relatar condenados conflictos, de confeccionar el retrato minucioso de la
gente que toma decisiones
deshonestas.
El genio nos descubre (que): hay gente que adopta decisiones deshonestas y se
toma licencias personales.
Entonces,
todos aplauden la realidad y sus connotaciones. Oh, el crítico se entera de
algo, alguien le ha abierto los ojos.
Ah, es alguien
que no ve.
Por
ahora, el poeta no tiene quien le dicte un párrafo inocente
capaz de
retumbar en la bóveda del ramo, de negociar con la rapiña un módico convenio.
Se trata de ver
anochecer
con la mano en el pecho jurándose una ración de amor.
(Esta imagen)
Un Ángel sentado cuidadosamente al borde de una
nube de papel, un rayo
caudaloso sorteando las formas inmóviles del ser,
su cultura real. La belleza de su rostro imperfecto, directamente
oscurecido por las divinidades; pues ella ha
inspirado
cierto equilibrio en el lenguaje del vacío, ha
pronunciado la única frase
que describe al detalle la suerte de la tierra
que se pisa, del agua que replica su montura salvaje.
Aterrizas
en el Parque y Destiny supone que emites un aviso, (eres) parte de la troupe religiosa
cargada de libros y sustancia
que
viene a desertizar la economía, a clausurar la hierba. Su poesía
interviene
para restaurar la debilidad del consulado celeste, su perímetro crucial. Su
corazón esgrime
anchas
cualidades de nobleza, rasgos interiores de inusitada cordura, líneas
de
esperanza.
Pero la
obra ralentiza el tiempo entre sus páginas, concluye con una invitación al
desahogo, tiraniza los párpados. La obra
prosigue
su andadura especializada, diversifica objetivos e inculca
un
máximo de productividad a sus arcanos lectores, gente comprometida con la
velocidad y el ensayo. Es tan rentable
como un
proceso judicial, como el arte y su patrón de oro, tan rentable como el dólar y
el petróleo; es un milagro que avanza
porque
nadie lo ve.
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