En algún cielo con hache intercalada, en alguna región inobservable,
late la coherencia perdida de este mundo. Destiny® ha
aparecido en un espacio
chato, llano, que no te cubre la cabeza, es decir, en el
campo mondo y lirondo junto a la hierba y los arbolitos
quemados por el sol, junto a los senderos calcados unos
de otros, cerca de la plastificación de la memoria.
(visibles), vanguardia literaria de muchos quilates, una
reunión seudorreligiosa de muchas
mentes intratables, muchas almas, álamos y alerces, la juventud
reventando de felicidad y aseo, la fortuna del cuerpo
dando a luz.
particular reservado a los seres inocentes, como extracto
de un trabajo
delicado y sencillo, aparece el fulgor
del verso varios metros bajo tierra, bajo el agua que te
cubre una cuarta
por encima de la respiración, separado del Arte por la
temperatura glacial de las esferas.
bifurcación, el mandamiento hipocondríaco de la física.
Pues Destiny® (y sus hermanas también), alcanzan
a diferir su traslación, son capaces de advertir el
mínimo
desvío de la forma, su insana réplica, distinguen
entre infinitos aleteos aquellos que serán necesarios
para la naturaleza,
los más caros al molde original.
su nada tan hermosa, el vacío de la totalidad, el único
hueco de ningún color, la noticia
averiada, el karma a gran nivel de los albañiles de New
York, la novela del viento. Oh, ha dado a luz el redoblado
séquito de las conciencias, otro número enorme, una
fracción inteligible de la oscuridad:
esta rama poética del tiempo.
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