Ciudad. El recorrido extenuante, la circunvalación.
Destiny®, en un segundo, nosotros
paso a paso, sin diversión, siglo a siglo pasando tres,
diez, mil veces frente a la misma mujer rechoncha,
el mismo niño con el pelo sucio, la misma fachada
errática y despeinada, el mismo empedrado (y con idéntico
desconcierto).
objetuales y poco objetables (ninguna objeción por nuestra
parte); el sospechoso perfil de los tejados,
ventanas sonrosadas caminando por ahí, meticulosas
cortinas, cactus de un solo uso (no como flor).
invasiva, una onomatopeya de la geografía universal, es
un mapa en toda regla, el plano de tesoro
pero sin reivindicaciones, sin X
ni hoyo introspectivo. Ah, sabemos del hoyo que se excava en una playa
administrativas, aduanas y muros fronterizos,
arcos voltaicos.
civil, es una declaración de invenciones. Una ocurrencia
civil. Da para una previsión
holográfica, un prólogo, para una introducción a la
misión de las excavadoras, una invitación a la supersimetría.
horadación perimetrada. Realizamos la topografía y realzamos
la autonomía catastral, sus afluentes,
sus perspectivas y sus alteraciones. La línea de los
edificios la tira Destiny® a pulso:
ángulos desequilibrados, círculos máximos,
elucubraciones insensatas de la geometría original.
hipotéticos. Pero no queda nada, ningún peón avanza en el
tablero; ¡oh, tal vez un escarabajo
negro y reluciente revoloteando como un mal gesto que
atravesara el rostro pétreo de la soledad!
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