La vida acontece a lo lejos, es un constructo
social, un drama espectacular, especular. Especulamos con
la posibilidad de recibir un mensaje,
algo textual elaborado en términos equidistantes,
significativo más allá del movimiento de los ojos,
más allá del fruncimiento de los labios, del
estremecimiento de siempre.
estilística, acomodan su anatomía analógica de modo
literal, envían señales
luminosas desde cualquier posición; sus trenzas se
trenzan en directo, sus manos figuran
en el diccionario, son pura ontología
creativa.
abunda en su realidad y su relativa presencia, su
comunicación en tiempo real. Toda la realidad
camina con decisión hacia la nada, desde su nacimiento
se prepara para el momento del cero absoluto, la clave de
bóveda de la existencia, el universo
conspira para situarnos al margen de sus tejemanejes
cuánticos
y su desgarro inflacionario.
colección de partículas se asemeja a un ser humano creado
por el azar y la beneficencia,
un Golem con denominación de origen (candidato a la
alcaldía de Gotham). Conminamos al mundo a doblegarse
ante nuestra receptividad, nuestros reflejos. Observamos
nuestra región del universo observable;
frente a nuestros ojos inmóviles, las muchachas brotan
como
esporas o gatos de Schrödinger (se nota que no están,
pero en varios poemas a la vez).
mullido casi Kubrick, maquillados como antagonistas;
por el pasillo rueda la pelota de tenis, en el tendedero,
las pinzas se bambolean a merced del viento y en el
portal
alguien saluda a una sombra que se desvanece.
'Sisterhood', Stephanie Cohen |
No hay comentarios:
Publicar un comentario