Imposible.
La vida es trágica. El poeta pasea por el parque con un ojo morado,
sin un
ojo. El poeta cojea su avaricia
intelectual,
su desparpajo. Ha corregido un verso inoportuno
que le
persigue como un sabueso infernal. Ha salido a buscarla y no. Se contenta con
una escena truncada
detrás
de un árbol de considerable diámetro.
Cuando
el amor fracasa en su propuesta, no se anima. Apenas consiente en levantarse de
la cama
y
atender al interfono, abrir la puerta del portal, bajar en zapatillas con un
gramo. Cuando el amor ha visto
la nieve
por la ventana y no se anima, solo acepta billetes grandes,
nada de
monedas que a saber de dónde.
El
asunto se agrava; las navajas son para cortar el pan, pelar la fruta. Nadie
pasea
así con
una navaja en el bolso
por el
parque. De noche los muchachos se olvidan la sonrisa en la barra del pub. Están
que no les toques,
no les
mires a los ojos que son perros de pelea.
Jess ha
despertado fuera del mundo y la fama, su voz no ha cambiado pero el resto
obedece
a un plan de austeridad. Nadie elogia su peinado ni sus piernas de corista,
pero el viento arruina su mirada
con
especial desaire. Las chicas estarán abajo, bajo algún paraguas, alguna llave.
Se sale y se camina,
los
milagros suceden de milagro, siempre iguales (según el evangelio del faisán).
La única
herencia fue un desahucio, un lanzamiento de peso: veintiún gramos hacia el
infinito de la soledad.
Nadie va
a esconder una pistola limpia en el agujero del árbol.
Dicen
que el poeta se ha pegado un tiro. Y no es cierto, no acertó. Le temblaban las
manos
como
hojas de plátano, las rodillas casi no le sostenían la disciplina versal:
problemas de columna. Así que tuvo
un
gatillazo (no por primera vez).
El reloj
de la plaza es puntual como un reloj, está parado. Hay una colecta en marcha
por el barrio
para
comprar uno de sol. Ella tenía uno de arena para jugar al ajedrez, pero al
final jugaba al amor con una margarita.
Me
quiere. El frío es una condición sin la que no funciona el poema. La lluvia,
sin embargo,
es de atrezo, no se siente ni chafa los peinados. La policía pasa lentamente
cien metros por delante
de algún
lugar perdido. La poesía es una condición, sin ella no funciona la vida, solo
el arte.
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