Dañarse el uso frágil del olvido
y dar un salto al borde del fracaso,
soñar, morir tal vez, dormir al raso
como un jilguero preso en su latido.
Cambiar la voz profunda por el ruido,
romperse el corazón, morir acaso
de amor (si así ha de ser), andar de paso
por el silencio y el amor perdido.
Lanzar un beso al aire y otro beso
que caiga muerto por su propio peso.
Besar en el fragor de la distancia.
Perder el juicio y planear la huida,
preso en el eco de una despedida
tan triste como aquellas de la infancia.
FELIZ 2017 A TODOS. GRACIAS POR ESTAR AQUÍ UN AÑO MÁS
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