Para J. el Amor es el Banco de América. Un punto de riqueza,
algo recóndito, el secreto mejor guardado de la metanfetamina. La
cámara acorazada
se sumerge en un plano de luz, el cristal aguarda cierta epifanía, la
mínima explosión capaz de autorizar la entrada
al turbio espacio del caballero con su lanza térmica, las chicas
prófugas de dios.
Aquí el parque atañe; es una inmensidad de pátina enrejada. El
suburbano
aguanta las embestidas cínicas de la dispersión. El único balcón
habitable está ocupado: es frecuente
verla asomada con toda su indumentaria, unos binoculares,
un arma semi-automática. Su piel aduce que, tal vez, fuera el sol,
pero el sol es una sombra dedicada a filtrarse y los ángeles
son mártires sin patria, gente desnuda, ágiles firmas de la noche.
Mil pájaros han sido asesinados por una multinacional hundida en el
océano; cuervos como sicarios de una mafia
inmortal. Para Jordan el amor.
Para J. el Amor es una fuerza arrinconada, innatural,
es una religión antigua como el viento que tumba campanarios, barre el
esqueleto común de los templos
esculpidos en ceniza. Solo un palco de hierba, un sendero forrado con
la hierba del green del dieciocho:
moqueta en el pasillo, moqueta en los aseos, moqueta hasta en el cielo
minado por la lluvia. En vez de Amor.
El parque es tan inmenso como una encrucijada; aquí no existe un norte,
ni queda sur al sur. El verso se imagina una carrera de bólidos en
llamas, encuentra el eco sombrío
de una protesta, la huella autografiada de la carga policial, esa
brutalidad de los montescos,
gatos divinizados y perros sin correa.
Tomarse unas cervezas: eso es amor. Pero Jordan no tiene sed ahora;
ahora
mira hacia una población de nubes blancas, se bebe el agua y el color.
Ha pintado un fresco inocente sobre la cara
B de la Luna. Hoy no ha tenido que saltar. El verbo describe los sueños
como una película
cortada: el campo resulta amenazador, es demasiado
intenso, con sus trenes en el olvido, sus gajes del oficio. Mientras,
se ha hecho de noche en el poema,
como siempre. Y esto que pasa eternamente, para J., como siempre, es mucho
más que Amor.
Creo que entiendo algo
ResponderEliminarYa me dirás...
ResponderEliminarNo te enfades amigo La verdad no tiene partido político
ResponderEliminarEres más inteligente que yo
No he leído mucho y vivos de vivencias propias(muchos hostias)
Pero me pregunto si todas esas personas que compartes en la Red
Leen tus relatos
Que sin entenderlos mucho a mi me gustan
Un saludo
No me enfado, era de coña. Lo cierto es que yo mismo a menudo no sé muy bien lo que he querido decir. Agradezco tu paso. Lo de la inteligencia me ha llegado al alma, no te hagas de menos. No sé si todas esas miles de visitas que tengo en el contador corresponden a gente que ha leído alguno de mis poemas, y como no puedo saberlo no le doy mucha importancia. Si nadie entrara, no obstante, sí que me mosquearía un poco. Bueno, gracias por comentar.
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