relatos, apuntes literarios...

martes, 22 de agosto de 2017

la honda de david


Hablamos de segregación
o del radio de la tierra. Una primera edición de La Habitación de Giovanni
puede ser útil para recuperar el amor (no está en Von Rezzori, pero es acertado). Los guetos se multiplican
desde que se puso de moda el odio ancestral; pogromos, razias, cacerías y noches
largas como cuchillos de cocina, ordalías perpetradas por basura blanca,
gente sin oficio, no como el poeta.

Jordan ya no sale tanto. Se queda en su pararrayos estilo rococó vituperando al personal. Sus haters están de enhorabuena,
porque ha diseñado un método preciso para dejarse maldecir sin aspavientos, con la justa opulencia
argumental; ha patentado el vejamen exacto que puede soportar una estrella latina.

Como Gliese 832, una estrella chicana con varios planetas como enchiladas, tortitas panameñas
y otros estropicios del estro. Esto ocurre a dieciséis años luz, lo que significa que es una luz muy joven y de buen ver
la que nos alcanza y atropella, la que nos traspasa el corazón con su rodaje y su batucada
heroica después de tanto periplo interestatal, tanto vacío inarmónico, huérfano de esferas y silencios
creíbles.

La NASA prepara su nave metafísica –exploradora inabarcable–, el arca colosal y fiestera, hasta los topes de polvo y merchandising
corporativo, costo nepalí, lacremedelacreme, hierba de cepas inexorables recién obradas en el último
laboratorio de Dickens. Suenan Princess Nokia y sus explicaciones, Harlem por un tubo que esconde su luminoso
final. La nave se difunde como un espíritu palomero, sin hacer distinciones,
ni discriminar una miaja de brown; apunta hacia el planeta correcto: uno con tupé presidencial y volcanes activos.

Ella contamina su séquito. Jordan y sus seguidores acólitos, todos con gran ecuanimidad
entonando una balada corporal, sudorosa y angelina. Figueroa queda algo a trasmano de Highland Park, pero más lejos
está South Presa, donde nacen los milagros y la chica milagro imparte
un tutorial de pago de primacía angélica (al abonar la matrícula, de regalo te llevas un vestido blanco inmaculado).

Las rosas del parque han firmado su sentencia, la claridad gliesiana no alcanza su corola funk;
hasta las estrellas infantiles derrotadas por la televisión y la vida
adelgazan sus pretensiones económicas y se convierten en espectros solo observables en el infrarrojo
y el café con leche de una bolsa de cartón. Si hablamos de segregación, hablamos de oraciones y látigos,
túnicas y estolas, altares venenosos, retablos guaraníes, animales y vegetación salvaje.

Hablamos de literatura y el verso por delante, abriendo brecha en la mollera del imperio
con diligencia y quiasmo contenido; es la honda de David, el miguelángel de david, el cuadro de david (hockney),
un artificio davidiano que no tiene relación con Baldwin pero te consigue una cita, un asiento en las filas delanteras del bus
o una pedrada en mitad de la frente.


Pearblossom Highway (David Hockney)

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