Ángeles sin Paraíso. Aquí en la Tierra
(allí en la Tierra). Sandalias rotas y el camino enronquecido,
rayado,
fúnebre sendero del jazz. Oh, es la Luna la única luz, el
único nudo suelto
de la noche.
físico apenas. Atendemos
a su nombre desde nuestro gallinero modernista. La
escena: Maquiavelo
torturando a los niños. Ríos de cerveza.
sobre el Mundo protagonizada por un Ser Infinito. Homúnculo.
Una actuación sin ego, fascinante.
Periodistas cubriendo la noticia, diluvios de prosa
unificada.
comunes, tampoco comunistas, de esos que te llevan de
viaje
contra todo pronóstico; ya hacíamos las maletas con destino
a la ignorancia, destino a lo reconocido.
La cláusula primera, la parada en tierra de nadie (aquí
en la tierra). Nuestro
silencio podría repetirse en cualquier andén
desguarnecido, en cualquier región interminable donde una
fiesta
prosiguiera después de su acabose, un baile intercediese
por la Primavera.
tan joven, ni su carne exultante, ni su clase. La
extraña, la excelsa, la insufrible
forma de su aliento, de su presencia
anónima y sutil, dulce como un panal de abejas
cantarinas, ella, pájaro fuerte, alma que sobrevuela
la historia del olvido.
y febriles, los últimos para la gloria, aquí en la sombra que nos sustituye.
'The Writer', Cedric Smith |
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