Estatura, procedencia e ingenio. La victoria y su ética de
la obviedad, una esfera
ingrata, el mundo sin aristas, el absolutismo
triunfante; ah, existe un territorio
comprensivo donde los números no dan y se pierde por la
mínima, donde las calculadoras echan
humo y las bocinas no alteran el silencio ni la voluntad.
con un abrazo sólido. Hay una sonrisa que viene de la
noche
perpetua, una cultura que sobrevuela todo el firmamento;
fantaseamos con la noción del invierno, pero Laura.
y los pensamientos, pensar una parte cálida de la
fantasía,
naturalizarse a la sombra de un cielo estrellado. En la
hierba está el éxito,
yace la confianza, en el césped desequilibrado de las
casas antiguas, en los anchos jardines
militantes, en cada única flor .
Nuestra leyenda es un balón de baloncesto que esquiva la
línea recta de la realidad. Perdedores
que somos, gente de frontera.
Laura ha ganado la partida, el partido; sube por la
escalerilla del Arte, estrena habitación en la buhardilla
genial del poeta norteamericano; su estilo es una pirámide
bajo el mar.
.
Sabemos que el amor dura un solo momento en la filosofía,
compartimos ese sentido elevado de las cosas, ese
sacramento inadaptado. Leemos
aquello que cae en nuestras manos. Contamos con ella, es
nuestra ventaja; la palabra se rinde, el verso
asciende debelador e infinito, cabecea ligeramente
desnortado.
Stephen Howard, 'Raincloud Over Woodhill' |
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