Una colección de despedidas
ensordece el paisaje. La ciudad pretende un limbo de
tristeza, se convierte en un trago
amargo. Por el cielo, los aviones atrasan el reloj, crean
ritmo, abonan la espesura.
remotos; veréis pasar la vida como un animal salvaje que
cruza la carretera. Habrá un tren para cada
uno de nosotros. Hay un árbol para cada uno de nosotros,
un metro
cuadrado de hierba a la intemperie, un metro cúbico de
aire amortajado,
una eternidad.
dos veces en el mismo recuerdo; ésta mira al norte y
olvida,
siente el frío ecuánime y virtuoso, la sed de las
miradas.
existe un Paraíso donde el trigo perfuma las mañanas y
los pájaros
silban ungidos de pureza, un azul
intermitente. Luego, alguien señala el camino del faro,
el mar aparece entre las rocas como un recibimiento,
una farsa gigante.
viendo pasar el tiempo detrás de nuestros ojos, el mundo
se aviene a sonreírnos, las hojas
parpadean y caen. Pero todos los ríos son el mismo
que rueda por la pendiente del vacío,
se incorpora a la noche
y se despide.
'Forest Composition Hanmer', Stephen Howard |
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