Laura
ha conseguido un ascenso (era un chiste: humor seráfico). Por el camino se han
march(it)ado
las nubes. Nada que decir. Junto al poema,
un
abecedario manuscrito. La poesía ha llamado a la puerta y alguien ha abierto la
caja de los truenos.
escrutaban
detenidamente la forma del meollo del corazón
ingrávido
del Verbo. Esa horizontalidad
desorientada
y formidable de toda la escritura en todos los idiomas de la tierra.
sanguinarias,
el clima áspero y continental, los rascacielos, las autopistas de la confusión.
Laura
ha
conectado con una gracia que es como un revulsivo para su juego interior. Esta
modernidad
ha devenido en contraste y purgatorio.
los
zapatos que hay que anudarse, los pendientes terminados en una fórmula
segura.
Subir a la pirámide y olvidarse del móvil o quedarse sin la foto romántica, sin
el verso
específico
y la coletilla. Entre las estanterías de la biblioteca
perderse
como un Pulgarcito de ocasión.
condescendientes,
el hielo forja alianzas inesperadas: aquí con una columna de humo, allá con una
sombra
persistente,
un silencio tan ajeno como un rifle camuflado en el asiento
de
atrás. Más tarde, se disparará la noche en todas
direcciones
y acudirán los Ángeles a consolarnos con su fértil
y
prosaica desmemoria.
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