Hay un lugar para el amor
donde las rosas robustecen su aroma en la discordia. No lo hay. No hay
lugar para el amor.
morbosamente, una constancia en la realidad, un paralelismo
idéntico a las siete de la mañana de ayer, aquella noche de hace 80 años,
el mismo frío de efecto
retardado, la misma simulación inconcebible.
el cambio que precede a la desesperanza. El Sol ha vuelto a recorrer la
línea
matricial del horizonte, las hojas han vuelto a volar
por los tejados, el río.
Comprobamos nuestras credenciales
a cada segundo y el mundo se nos desobedece y el tiempo nos da la razón
como a los locos
con un encogimiento de hombros
y paisajes.
escuela de pensamiento.
cabezas rapadas a conciencia; nuestro verso ya no se compadece de nadie,
ya no arma
jaleo por la comida, ni busca restos de humanidad en la basura del Arte: algunos
piensan
que ha sobrevivido. Debe ser
que ha sobrevivido.
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