Esta palabra es eco de un silencio mayor. Para enfrentarse
al silencio,
el verso debe abarcar un corte transversal y
representativo de la eternidad,
debe incorporar una liquidación del tiempo, una figura
del tiempo, su instantánea tomada desde la antigüedad,
a una altura de miles de billones de kilómetros, miles de
millones de años luz.
Desde la lejanía, el silencio ocupa una parte visible del
universo, un vacío excepcional.
Todos los versos no superan el poder de un instante de
paz. El amor no se puede definir en una palabra: Amor.
Todos los versos en fila no significan la palabra Amor.
El amor es un reino crítico y salvaje que no se deja encapsular
en una serie, en un signo, en el metro del poeta
elegante, su antología de bolsillo.
Hay un poeta que escribe sus mínimos versos en un libro
muy seguro de sí mismo con respecto
a las cosas inefables, ese género de dudas. No concibe el
silencio sino como forma pura en busca de un martillo atronador.
Forma que rellenar de ruido sin fondo, forma para sus
brevedades y las palabras como escorpiones,
letras como hormigas trabajadoras y leales, sudorosas
hormigas porteadoras con la frente perlada de oscuridad.
Pueden preguntarle a la Princesa qué sabe del amor.
Pueden preguntar por el amor a la primera muchacha
que se crucen en el parque. Ambas responderán lo mismo
(son la misma persona). Les dirán:
el amor es para siempre, un ligero contratiempo. Les
dirán: el amor es un espejo capaz de obrar milagros.
Esto porque ustedes no han leído el poema donde reside el
amor.
Esto porque el poema es un collage romántico e irreal,
moderno y leve, breve y tan extenso como la viva inspiración.
La enciclopedia en su cabeza de alfiler. Como una biblia
en la pared, una pintada roja. Así es el verso. Tomen nota del verso,
tómenlo como es. El verso es una película de amor que
empieza con el enardecimiento. La letra inicial resulta grande y gótica,
niega la levedad, no se sabe su nombre. Es posible
recitarlo en silencio antes de acostarse
valiéndose de una pizca de ingenio y un magnetofón.
Hay un poeta que enfatiza su concepto. Levanta ritmos
tísicos, romances de menos, acusa a la ligera
satisfecho de su régimen. Su lírica es de libro, creada
para el cónclave, lírica concursal, certificada,
apelmazada, no sintética, pelma, indignada con el arte
que no se pone de su lado.
Esta palabra es muestra del silencio que consiente. Pregúntenle
a ella por qué calla su afecto.
A quién ama cuando camina por el parque echando humo bajo
la luz del último relámpago seco de la tarde.
Por qué le deja al verso las explicaciones.
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