relatos, apuntes literarios...

jueves, 14 de diciembre de 2017

basura blanca


Esta es la noción del abandono, un ave dominada por el llanto. Los árboles flanquean la casita (¿o es una cabaña,
qué árboles?); para las descripciones están los novelistas,
aquí la flor ya sobra, ¡ésto es el verso!

El poeta oscila y permanece, automáticamente, se modera, reflexiona
sobre la quietud de una piedra enorme que parece pequeña para subirla por la cuesta, pequeña para
hundirse en el sordo crepúsculo del río, la profundidad
ardiente del ocaso.

Digamos que el parque es la versión dinámica del campo, una serie
amable de malentendidos sobre la identidad y la tortura, un simulacro del hambre que se pasa,
el ensayo general de la guerra fría. La guerra
ha terminado porque las armas han dicho su última palabra y el fuego ha refutado ese diagnóstico. La guerra
ha terminado porque el mar ya no bendice las expediciones, ¿o es el campo, que ha invadido la superficie
errónea de las aguas, ha pintado de hierba el rizo de las olas?

Pero… ¿Dónde está ella?, ¡Jordan! Acaso dando la espalda a la noticia,
tras un pilar de azarosa barbarie. La poesía falta a la verdad: es una opinión.
Después de Georgia los corazones ya no son tan blancos, el algodón
apura las especulaciones, dicta sentencia con la voz cargada de tautologías, entre espasmos musculares. Jordan
responde con las manos en alto, dispuesta a asumir la fe de las estatuas, .

La noción del abandono comienza por un cielo invisible, que no se ve desde la tierra. El ángel que desciende,
así, es un ser voluble, doméstico, dotado de una férrea compostura, ajeno. La ignorancia del milagro
no exime de sufrir el desencanto de su pérdida, la inevitabilidad de su amarga
deserción. El milagro es un dios en miniatura, es un reflejo del arte (dice el poeta).

¡Monasterios del mundo, uníos!, ¡levitad la celosa herradura del paisaje!,
acometed al viento, divisad. Hay un balcón despedido por la ventana del pasado (antes se asomó Az-Rapunxel,
se asomaron de nuevo sus manos estudiosas, asomó el verdadero cuerpo angelical de una princesa sin nombre).

Queda, pues, el poema retirado de la circulación, destinado al desierto; con la basura,
comparte la cualidad del desarrollo logístico, es decir, su reciclaje
industrial en módicas bandejas de silencio. Apenas ha expresado un deseo irrepetible, ha señalado el trauma,
reconocido su conciencia en aquella fisura del amor.



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