relatos, apuntes literarios...

sábado, 27 de enero de 2018

metafísica al detalle


Es por dinero que la hierba se funde en la sonrisa del gato,
es por dinero que los árboles graban sus iniciales en la memoria del peregrino.

Sin dinero, no hay pan, solo un poco de amor,
solo una palabra que suena tras el golpe seco del timbal, detrás del ritmo, solo un espejo
distrayendo la realidad.

Los niños estaban, gateaban y de repente
no había niños en el mundo. Y el verso siempre remitía a un campo nuevo, un organismo salvaje
hecho de lastre y sin misericordia. El poeta. Demiurgo. El mago que aterriza en el silencio, donde no hay nada
que llevarse a la boca ni los espectadores demandan otra pirueta mortal.

Hablando rápido como en un rap que fuese demasiado
ecléctico, hablando a la velocidad del buen sentido, cotizando hipérboles, ventilando acantilados verbales
en sus lenguas maternas. El espejismo firma una controversia real, se mantiene en su rutina vegetativa, su costumbre
hipócrita. Un sesgo desafortunado, de los que horadan el misterioso corpus
lírico, beben de santa teresa –en ella abrev(i)an–, se debilitan en el área propia de los más particulares, que también manifiestan
apreturas, maquetas de garaje entre la jerga sublime de los principados.

Ah, ellos, tibios seres andróginos, ¡tan molestos! Está Angel Haze, dubitativa como nunca
entre dos o tres milagros concienzudos, domesticándose la duda, tan poética. Sigue Destiny, que está dormida ahora,
vuelta del revés en su onomástica perpetua, su tierno paraíso urbanizable, como en la calles delicadas
que agrietan los superbloques de Jacob Riis. Y estas almas concuerdan con el talle de una princesa,
son cuerpos en detalle, animales sagrados.

En la Tierra, Jordan ha pagado por un sábado y le han dado un domingo por la tarde. Es por dinero que sufre,
y sus lágrimas doblan la ropa mascada, planchan el estómago del aire. Hasta sueña con un salto al vacío en español;
(¡ánimo, Jordan!), su vestido blanco es una bandera; el rojo de sus labios camorristas, el lujo que le ronda,
son personas, rituales aprobados por el sol.

Finaliza la temporada del flow y la hierba reduce el potencial
de la montaña; el poema revienta y una espiral de humo sube al cielo, el tiempo se transforma
en puro pensamiento, elimina barreras, luego, pinta su nombre en el espacio, pero con el mismo acento rácano del sur.



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