Subir un peldaño por la escalera del
odio, tejer el ritmo y cablear una página en blanco. Actitud
y planeamiento. Jordan tiene un plano
de la noche trazado a pulso sobre un cuadrante de estrellas inventadas,
escrito en el idioma cardinal de las
aristas, de los artistas redondos; así no se pierde
nunca-jamás.
La oscuridad es mala consejera; hoy
suceden nuevos pogromos y
persecuciones (y contradicciones eventuales). Gente vulnerable, genios que
acaban
siendo perseguidos por drones con
vello facial, metralletas de escarnio.
En
la azotea se encuentra un genio del amor disparando potencias, construyendo
elogios. Para esta tarde se espera un
bombardeo, sería emocionante.
Jordan dice que tiene un plano de su
cuerpo,
instrucciones para abandonar el alma
en mitad de la calle, para encontrar a ciegas
el camino de vuelta.
Decir hogar es decir miedo, obrar un
sueño a la puerta del baile, con ese acicate
elástico y esa motivación ardiente. El
Parque.
Vuelan golondrinas y otras
series, sus columnas vertebrales
obedecen a un impulso (or)vital, planean la sublevación del bardo, giran un
significado
dispuesto a resolver la vida de los
árboles, a restregar el forro de la piedra.
Hierba en primer plano, con devoción,
ultimándose. Existe un poder que reconvierte ranas en príncipes
culpables, princesas en rosas como
pirámides rosas. La Princesa ha muerto en un canal de la tv., ha muerto en su
palacio
de cristal, en su lecho, púrpura y
cobalto –un pura sangre detrás de la manada. La actualidad
se manifiesta a través de sus medios
de producción; distintas formas de consciencia compiten por aclimatarse a la irrealidad,
funden palabras que son metales
preciosos y presentan sus credenciales de espanto.
Soledad y toda la paciencia finita del
cosmos. Observad el monóculo del tiempo,
su hinchazón efervescente, adolescente,
su codicia impura. Jordan dice: hemos ideado una base de hip-hop
que suena como la bella durmiente,
algo del futuro que es inhumano (todavía),
aguarda el beso enfermo del dragón.
Fuego; ahora un bidón arde en la cruz
de la moneda,
son las doce y el espejo se ha portado
a lo grande, el cielo ha despejado la incógnita de ayer. El amor se ha teñido
de rubio
en un salón al sur de la Avenida, ha
escalado posiciones
dentro de lo posible.
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