Su nombre está apartado, es de tal
densidad, ocupa tanto espacio entre los muertos; su nombre
es vida y se arremolina como una
tromba de conciencia, su nombre trepador escala vértices completos, se sube
por las paredes del Bronx, no pisa el
Parque ni para escurrirse una noche de lluvia.
Elegante, diminuto y perfecto. Los
niños no lo conocen,
pero lo recuerdan y sonríen; la niña
de las trenzas lo repite sentada a la mesa, sentada en su pupitre, lo deletrea
con rabia
y el nombre se purifica nuevamente en
su boca. Porque su nombre es una palabra
hecha, un voz incitante (di rosa).
Entras en la panadería del barrio, la
que culmina una calle demasiado larga como todas las del barrio y su nombre
te atrapa con sus manitas tímidas, su
escolanía. Bajas las escaleras del Metro y su nombre
amanece en largas bocanadas de luz avariciosa,
te transporta. Oh, es como un bosque
donde los árboles no dejaran oír otra cuerda,
otra música, donde el tiempo no fuese poesía.
Otra
poesía es probable. Deseable, incluso inoportuna; forma mortificante e intensa.
A base de ojos,
cejas implorantes, cejas diseñadas,
montadas a caballo bajo una cabellera negra espesa y no desfigurada, espesa
como una taza de chocolate caliente.
Dominante sobre una extensión de
coraje y terciopelo,
pronunciándose en la distancia,
arrebatando al océano su misterio, al puerto su cordialidad, al barco el
mensaje
del viento; vedla arquear la hierba de
las nubes, acompañar la soledad
celeste con sus labios, abarrotados
labios.
Ni su cuerpo admite la levedad
crujiente de los trenes, ni su alma. Contar su alma es dividirse, es tramitar
dolores que nadie ha padecido, asistir
al encuadre de otra claridad, viajar al sur.
Su nombre es violento como un ramo de
olas; ¿quién se arranca
a recitar el aire, a rebatir el espejo
radiante que anuda la tierra? La mirada de un Ángel se compone de estrellas,
silba como las balas, pero su mirada
contiene un arco iris de humanidad entera. No lo soñéis,
que lo grite el silencio en las plazas
desiertas y lo lleve en la sangre una paloma de fuego.
Joder Esteban menudo desastre dentro de mí ignorancia creo que se deberían convocar
ResponderEliminarEs una pasada Lalo que está pasando