relatos, apuntes literarios...

miércoles, 19 de diciembre de 2018

prólogo


Preferiría ser amada (no en secreto),
deliberadamente, a todas luces, escapar al conducto favorable-fascinante, incidir en la travesía
(sobre las aguas) del lago. A la ventura, sin distingos, abocada a un silencio microscópico,
desnuda de pensamiento, colorista.

Querría: enumerar los átomos, las fuerzas constitutivas e inherentes, denominarlos, a cada uno por su nombre de pila,
por su nombre de átomo, signar la cruz en cada núcleo exuberante, sobrescribir su ruta
clandestina. ¿Ser frente de paz o ser amada?: ¡ser amada, ser amada y ser amada!
A los bises hasta el corolario de las fuentes, hasta el prurito de los hontanares. Oh, qué tímida
farmacopea, qué deshidratación del sentimiento, siempre de rodillas
mendigando su tierna recompensa.

Ella preferiría ser. Un pájaro. Un imán. La mecánica que anima el carrusel del domingo:
ruedas dentadas, ruecas famosas, tréboles. Subida a un árbol descifrable haciéndole la competencia (a él). En el tranvía
loco de las navidades, auscultando la vida como un profeta maniatado, oráculo
fugaz. Ser es lo que hay (que ser), no es opcional, es lo máximo y lo preferible,
lo más extraterrestre de esta vida (lo menos que se puede hacer).

Morir es verse espíritu sin fragua, subir una montaña. Subir una montaña que no funde su cumbre en la nevisca,
no sirva de trampolín de ángeles ni haga mohines con nubes de temporada. El trato
es falso, aturde como el anís del desayuno. Ella no contesta a los faisanes (¡ángeles?), no los conoce en profundidad,
no atiende a su llamada; si acuden con espadas de fuego tan temibles, si tañen alguna lira espuria,
apenas filosofa con el hambre que le entra.

Le gustaría, preferiría (no hacerlo), es su preferencia, su decisión argumental, su prototipo
sentimental, su algoritmo severo –y es su prólogo. El área delimitada por la conciencia surge dentro del corazón, la sangre
resuelve arterias con su mindfulness, es un fluido aplastante. Pero el amor,
tan suave, no riza su látigo de hielo; se ve de lejos, arisco y breve, leve y descosido,
sin asidero ni alma. Sin alma ni piedad.



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