Alma de ciudad, nubes pálidas de smog, humo de chimeneas
(al dente), humo de corazones preciosos. El alma de una
ciudad hace daño, es propensa
a los accidentes domésticos, atropellos en el paso de cebra.
Podas
salvajes, días de otoño, jardineros sin mano. Hace frío
en la ciudad,
pero el asfalto exuda propiedades, trama un mundo
fantástico para la ofuscación.
desintegrada; por no decir que el cuerpo es lo
interesante, lo flexible, lo ritual. El cuerpo entero de la ciudad
recibe atenciones y rutinas presupuestarias, admite un
incremento
constante de población.
es un museo al aire libre; miles lo transitan, lo surcan
las palomas, los gorriones, los gatos
callejeros, los perros que realizan sus hazañas conspicuas,
personas que divagan, paseantes sin crédito,
objetos tirados por ahí, al sol.
tendida, rostros asomados a todas las ventanas posibles; ítem
más, aparecen muchachas altruistas, Ángeles reincidentes,
trabajadores espabilados con sordas pretensiones. Los
edificios mutan de repente de fachada
y se ventilan, requieren maquillaje, andamios (quieren) y
poleas, ascensores eléctricos con motores de fin de semana,
desean color y autonomía (y autoestima).
aplazar su recorrido. Y la gente existe en números reales,
en códigos, respeta un orden prerromántico; en el 3º C
se está llevando a cabo un exorcismo harto silencioso; en
el 8º se escribe. El silencio completo corresponde a los cuartos
sin ascensor, tan volubles. La poesía forma parte
increíblemente de la programación artística, contiene
todo lo necesario para desarmar a sus oponentes,
para diseñar un espacio generoso. La ciudad a subasta,
alguien ofrece un verso,
¿quién da más?
Estos son unos fachas
ResponderEliminarSiempre he sido un poco inocente
ResponderEliminarEk karma nak faye
Feliz año
ResponderEliminarFeliz Año, Domingo. A ver si va mejor...
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