Ella limita con los siete mares
que al horizonte rinden su pureza
y también con los cráteres lunares
donde la luz del cielo se tropieza;
al norte con los círculos polares,
al sur con la mitad de la belleza,
al este con el Sol y sus telares
y al oeste con más naturaleza.
Ella no tiene límites, no existe,
solo es posible en la literatura,
entre las líneas de una historia triste;
allí, sobre la cima de la altura,
limita con la bóveda celeste
al norte, al sur, al este y al oeste.
Jonathan Green, 'Sisters Homestead' |
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