relatos, apuntes literarios...

domingo, 29 de agosto de 2021

esgrima de difuntos

 

En nuestra mano no descansa
el gorjeo del mirlo, ni el furtivo fraseo del ruiseñor distante nos compensa, apenas
ennoblece nuestra airosa postura la fortaleza
de un silencio atrevido.
 
Seguimos la vía verdadera por un sentido
natural de la historia; nuestra providencia arriba como un bajel
invencible a la tierra del fracaso, el solar intacto del desorden y la falta de ingenio para la confianza.
 
No alberga nuestra pluma el poema
elocuente que anima el contexto de las horas perdidas y se desdobla
de continuo en un alarde fatigoso y cruel; la contradicción es la madre que muerde las sombras en el sueño
interrumpido de nuestra ignorancia.
 
Mordisqueamos el arte tirado por el suelo, perros ordinarios, alumnos
crónicos de una escuela furiosa; qué varapalos, qué indolencia nos procura el incienso
místico de la iniciación, el poltergeist de esta maravillosa
esgrima de difuntos.
 
El aire se ha desvanecido
(curiosamente). La música corrompe la autoridad del programa completo
―del exilio al vacío estructural. Es mejor la pura
ausencia de sonido: mariscal que dirige su ejército hacia el mudo portal del horizonte.
 
Reos de una tristeza
 imaginaria, siquiera increada por aguda, aupada en una prosa decadente. Qué pena de estilo,
cumplida en el mismo corazón de la palabra, qué asedio de mañanas estridentes
larvadas en el hondo zafiro de la bruma
sedienta. Decid, poetas, ¿a qué velocidad mueren los hombres?¿En qué mano descansa
el luto de los Ángeles?¿Qué compás ha derribado la escalofriante estatua de la fe?


Mark Power / Magnum Photos

jueves, 26 de agosto de 2021

fluye en otro país

 

El río de formato extraterrestre; el tiempo que no tiene sentido. No hay
palabras para comprender la necesidad del tiempo. Alienígenas junto al río de color cereza,
de color marrón (es por una mina personal). Personas
inconscientes haciendo de las suyas cerca de una estrella lejana.
 
Agua humeante y beats
catastróficos, un ritmo sonsacado a la deriva. Manipular el mundo a través de un sueño
intemporal: recorrer la escala del espacio en do-re-mi-fa-sol.. (3,2,1...). Tomando conciencia de un átomo primordial,
aclimatándose a priori a sorbos de futuro imperfecto.
Donde fueres...
 
El río ha fundido el espacio, ha hecho retroceder la manilla del reloj, pero hay ojos
ojo avizor, atesorando como poetas en racha.
 
Quién es mejor poeta Emily o... Ella tiene un pasatiempo,
una inclinación a la ventura. Ah, se destrona. Ve pasar un tren tras otro (ese efecto doppler) esa concomitancia. Ve
llegar el día y, sin embargo, prefigura un hogar sin límites.
 
Gente extranjera imaginando una realidad
cualquiera, un río de color amarillo profundo, una montaña violeta helada; gente tan de fuera
como Laura, tan desarrimada, dentro del extremo final de las distancias y el protocolo de la integridad.
Desintegrándose en minúsculas heridas
frías como mañanas de domingo.
 
El tiempo se va desertizando, se ha desertizado
ya; ahora ocupa un territorio vasto y deslavado, esta península de fuego. La noche es
novedad, es un destacamento de luminosa infamia, inútil. Sirva una biografía íntima de la noche
impensable de otro mundo, un planeta
frondoso, hecho de atmósfera y velocidad, densidad y grado, whisky y derivados
del cáñamo, madreselva, orgullo y dados teledirigidos, trucados en serie con una tecnología avanzada
y un punto de ferocidad.



martes, 24 de agosto de 2021

rachel y el amor

 

A menudo en las películas americanas:
               
                amas de casa
                veteranos de Vietnam
                gánsteres
                muchachos y muchachas de cualquier edad
 
dialogan como filósofos o profesoras universitarias (qué agudeza punzante,
qué facilidad de palabra),
se expresan en un idioma extranjero, es decir.
Favorecidas por la inextricable espontaneidad de su cháchara pueden
actuar en el cine o en la vida con la seguridad que les proporciona el imaginario social que representan.
 
Sobran los milagros, las certezas todo lo inundan; apresamos
el milagro del fomento artístico en sus inicios, el germen de la intervención
musical, la célula que inspira el momento crítico de la crítica (pero, ¡que sabrá un crítico
si no ha seguido con el dedo la infame singladura de la Avenida South Presa
ni siquiera en Gmaps!).
 
                Emily y su lengua desnuda, de(con)struida, su hoja
                perenne (su hoja de servicios), su anfibología decimal. En su honor ahuyentamos espectros
                coloquiales, tratamos de parecernos a gente de otra dimensión.
 
En esta película americana Olivia Cooke se ha rapado el pelo al cero para dar vida a una chica de instituto
enferma de leucemia; ah, pulsa la fibra sensible, incluso
impulsa la fuerza motriz del poema (que nunca dice lo que quiere decir), su estrategia
política (el corte de pelo no es lo importante).
 
A veces en las películas americanas
una chica de Manchester te invita al mudo sueño de la creación.



domingo, 22 de agosto de 2021

humareda

 

Es el amor, será el amor que avanza
desbordante, será que baila como los puntillistas del ballet.
Los ojos rojos del amor salen
pitando, cubren una nostalgia infinita, caprichosos velódromos, resultan
tan inminentes. Tan exóticos como un Stradivarius, ah suenan al serio ruiseñor del campo,
envueltos en el mismo secreto insuficiente.
 
Siempre hay un para-siempre-jamás, un cercado para los pobres
y los sentimientos, siempre un cielo alquitranado detrás de cada plano de la luz. Somos pobres
de ímpetu, experimentamos la nobleza del despecho, la sinrazón de la melancolía, nuestros
Ángeles guardan un parecido con el Arte.
 
Es el amor que huye
de milagro, dándole brillo al espacio, armando un puzzle de mil
piezas consagradas; capturado en un selfie acusador, catapultado al lunático rictus del amanecer, directo
hacia el apeadero de la última noche
de insomnio.
 
En el poema se retracta ―se propaga. En el poema es grácil,
fulge. Corre con la elegancia de una medallista de cien metros, una gimnasta
del renacimiento. 
 
Supera obstáculos, oráculos, puertas sin número y calles sin retorno; es el amor en pleno
―doble o nada―, un cazarrecompensas perseguido
por la sombra azul de un beso
y su humareda.



viernes, 20 de agosto de 2021

rosa

 

Los puntos cardinales
arruinan el espacio con su determinación, arrojados
como piedras, cantos rodados con su canto general y extraordinario. Hay un norte
que hace daño, pincha y roca, hay un sur
destinado al espejismo y la reiteración.
 
Ese norte que adeuda más allá de Londres,
sus brigadas y sus parques campesinos. Hectáreas de encogimiento de hombros, 40 acres
por cabeza.
 
La Nochebuena que viene es un extremo al sur, el día de tu cumpleaños
linda con un perfecto contratiempo. Al oeste se escuchan
disparos incesantes, al este, un muro se desentiende.
 
Quién fuera ser alado, alígero y febril, con alas como estambres
enjaulados, membranas de murciélago, quién,
vampirizado, pudiera asombrar al mundo con una gota de sangre
cautiva, un número circense.
 
Destiny® va al museo: dan una película subtitulada que empieza por su nombre ―protagonizada por Destiny®
y su circunstancia. Es un acto creativo de primera magnitud, una sorpresa en ciernes;
estrellato e invención de caracteres, subrepticia
musicalidad y ángeles caídos, almas con pies de barro,
tierra ancestral recogida en m3 de arena de la playa.
 
Una colilla, un cristo de madera, un vaso de plástico, una mascarilla
profanada. Todo limitando,
limitante, todo encajado en la realidad con sus aristas, sus lados por todos lados, su significado
atronador. Todo de una forma u otra
formando una maraña de posibilidades, un rombo delirante.



jueves, 19 de agosto de 2021

bitcoin

 

Realizaciones. Mundo que sucede
atravesado. Tiempo que es un cacharro de frontera (de un tiempo a esta parte). Las cosas
se cuantifican, cuentan como cuentas de un collar robado, como monedas
apócrifas.
 
En el Parque aparece un barrio apodado
Walthamstow donde las chicas jamaicanas arden sus trenzas
milenarias y el Sol se esconde. Las aceras
veranean y las nubes cobran una libra por pasar.
 
El Parque tiene espías en los bancos del parque. La música sortea vericuetos y barrancos de color
ceniza, un espacio gris adviento. Por ahí flotan las bandas
con sus señales de humo y su patrimonio inmaterial, su imaginería estilizada. En la pared
―burla/burlando― el poema se a(n)gosta, en la esquina se arruga un poco más, un día más murmura: sueña
que no estás triste, como si fuera la letra de una canción
protesta.
 
Aquí ha nacido el soul de dos piedras y una bicicleta, de dos calles hacia el sur. Se escucha
fuerte y general, abanicando el pasadizo de las hadas, sobre el madrinazgo de una guitarra constante.
 
Edificios en destrucción, estresadas las grandes
avenidas, proyectados los proyectos, inyectados en sangre los ojos
ciegos de luz dormida. Es un pájaro enorme que tapa la claridad con su aleteo
mortal. El mundo en orden y todo en orden,
solo una sombra detrás de cada cuerpo, solo un día detrás
de cada noche, un poema detrás de cada error.



lunes, 16 de agosto de 2021

elogio de la deserción

 

Elogiamos nuestra imperfección, elogiadla, dadnos alas, retened
nuestro entusiasmo. Todo lo demás será
plano esnobismo, comparanza y desnivel: hábito. El poema convoca la sed de las montañas, anuda
el tiempo a su columna; pero anhela el tropiezo
y sintoniza una frecuencia de traslado, persigue un sincretismo alocado y cobarde,
exige una rectificación.
 
Corregid nuestras notas. Evacuad un millón de advertencias
eternas. El secreto de la noche es la oscuridad, el de la poesía, el aire. Dejad que corra el aire sobre el alma
corrupta de los versos, su talentosa gangrena
estilográfica.
 
Ah, invocad el milagro responsable. Ángeles como Destiny®, tan impoluta, sobresaliente,
intrépida; cómo interviene en las cosas de los hombres (es solo nuestra), atiende
a la llamada de la soledad, es pura nostalgia y puro
entendimiento, nos provoca la farsa y la sonrisa como en una comedia arrebatada.
 
El poema suele irse de la lengua, confiesa
sin interrogatorio estimulante ni bolsas de mercadona
en la cabeza (shit!). Es solo sentimentalismo y vanidad. Ya la tinta ensucia las yemas de los dedos,
ya la imprenta y la guillotina silabean su maquinaria, encuadernan
la forma y firman encantadas un discreto armisticio.
 
Pasamos por el sermón y la fábula cristiana, coronamos el calvario presos de una creencia
extraña en fantasmagorías y sorpresas. Los ancianos de la tribu nos explican la verdad, entonces, avanzamos
a trompicones, resbalamos en el agua de los ríos, los pájaros
nos silban, las flores nos acechan. La gente no nos ama
porque intuyen el Arte que despierta,
se filtra entre las grietas del silencio que honramos.



sábado, 14 de agosto de 2021

inadaptados del ritmo


Como Albertine, con el mismo desgarro en el tobillo, el mismo
desarraigo percuciente y seminal, la misma amargura de saltar y no atreverse, de no ver lo que hay
tras el muro de la noche. El mismo presentimiento
y la misma concentrada indisciplina.
 
Inadaptados. Destiny® ha crecido y ya colecciona gamberradas (nos abandona); los Ángeles son
seres testarudos. Hay tantas avenidas como venas, tantos
horizontes como cabellos, como flores amarillas.
 
Ahora conectamos el astrolabio de Binti, su hondura
matemática y repetimos el mantra numérico que nos tranquiliza. Asistimos
atónitos, actuamos como humanos pero
somos otra cosa, contamos una historia que nos desobedece.
 
Tampoco es que la sangre
haya prometido una victoria, que seamos héroes. Nuestra
formalidad no se ajusta al funcionamiento de este mundo, a los acontecimientos: he ahí la problemática.
 
Principalmente, el problema es el ritmo (Belinda Carlisle importa); el obstáculo
principal es la percepción errónea y como aterciopelada y como
estropeada de la sana y pura actualidad. Leemos como se lee en inglés (tal vez), soñamos
atardeceres habituales, mutualizados y panópticos.
 
Divinizados a puñaladas, a sacos de polen; el humo asciende
hasta los prolegómenos de Laura ―que protagoniza un remake. Qué miedo da el futuro, lo plausible,
aquello que pudiera suceder, el amor. Qué horror de la naturaleza.



jueves, 12 de agosto de 2021

hailee steinfeld

 

Nuestra es la libertad del destino,
la libertad de la conciencia,
la soberana libertad de la memoria.
 
                                Lógica informal:
 
                                Hailee Steinfeld no es Emily Dickinson
                                Hailee Steinfeld no es Emily
                (luego)     Hailee Steinfeld no es
                                Hailee Steinfeld
 
Oleadas de realidad que nos provocan blandas psicosis. Sufrimos la penuria
de la fantasía, somos libres de morir en cualquier
habitación cerrada.
 
La noche especula con los muebles,
hay un desahucio en marcha y los niños no pueden dormir. Somos libres de apartar
la vista: el poema prefiere la parte
donde no cubre demasiado.
 
Poemas que fingen ser estrellas del rock, poetas que fingen
una estrella fugaz, estrellas que te llaman por tu nombre. Existe un borrador en el que falsificamos
nuestro propio nombre (y vamos detenidos).
 
Emily ha sido traducida a tantas lenguas (fue
traicionada por Hofmann). Todos hablan de grandeza, coleccionan
aplicaciones, se aplican como colegiales imprudentes, acuden a las olimpiadas del arte
con un sabor raro en la boca.
 
Es nuestra libertad la que sufre y se retuerce, la que desayuna la crudeza
del vértigo, el verbo crudo como un pescado recién arrancado de las olas. Ah, oleadas de realidad,
anzuelos sangrientos y un viento leve que no deja de soplar desde hace un siglo.



martes, 10 de agosto de 2021

the chronic

 

Qué grande parecía el mundo
y qué pequeño lo hicimos. Era una semántica incompleta, vacía y corta. Ah, no significaba
nada. Apenas una voluta de humo, el brillo hipodérmico de la sangre, el rabillo del ojo del mínimo
color disponible, el mínimo color múltiplo (es orange).
 
Jugábamos al futbolín,
jugábamos al billar y el humo no contaminaba, las piedras eran tan flexibles
como la rodilla de Claire; y el aroma que atraía a las abejas, el filtro
amoroso de la resina explosiva, la goma del milenio.
 
Esto es la literatura, el punto y aparte, el epílogo
funesto, la enumeración positiva de tantas fatalidades. El escondite definitivo.
 
Vamos confluyendo en plena
contradicción; ¿qué se siente siendo un personaje famoso?, ¿qué sienten las personas
aupadas en sus pedestales de gloria al entrar en la panadería? La matemática
fluye y es un asco realmente no dominar el prurito de las ecuaciones, su romanticismo y su economía
gestual.
 
En el mundo, aunque no lo parezca, no estaba (todavía) Alisha Boe
construyendo el futuro. Por extraño que parezca el futuro no colmaba las ansias
del futuro. Visitábamos entonces los Juegos Olímpicos de Barcelona y tal vez adivinábamos la trayectoria
no errática, acaso carismática de la jabalina, la parábola
espontánea del martillo, visualizábamos con poderosa antelación 
la carrera de cien metros de la bella Marion Jones, su zancada poliédrica.
 
Cómo jibarizamos el mundo, lo redujimos, lo comprimimos en una mano muerta, sin versos ni pistolas eléctricas,
sin novelas de ciencia ficción ni películas de miedo, solo con la fuerza
natural de nuestra crónica desilusión.



lunes, 9 de agosto de 2021

no soñar es poesía

 

Amanece un sueño fraterno
perdido entre los días rotos de la improvisación. No vemos manera. La lección qué difícil de aprender,
sujeta a un inmisericorde abanico de rótulos y verticalidades ―alguna propensión a la dejadez,
algún esquivo centro.
 
De pronto tenemos encima toda la radicalidad del poeta
americano, toda su ecuanimidad austral y su epitafio que (se) nos vierte, vertido
sobre el alma de la Historia.
 
El lenguaje vacila pero se repone así como
un producto en el supermercado, ha sido aislado (es cierto) por un regimiento de filólogos
cabreados que toleran a duras penas el hermanamiento con la poesía francesa, el vértigo de la traducción,
doble ración de versos predicados en silencio.
 
Llanamente. Destiny® remolonea ante el enésimo vídeo musical y sus esculturales
pasadizos, sus viajes al extranjero, su contrainteligencia. Conforme a la localización de exteriores donde haya:
 
                tierra roja (en rojo Kubrick)
                abejas en su lugar de trabajo
                hierba artificial
 
pues los Ángeles nos vigilan desde sus ovnis de mercadillo,
tocados con gorros de lana (y por la mano de dios), oscuros sus ojos negros
en la noche y luego vistos para la eternidad.
 
El amor se nos ha venido a la cabeza como un salto de inocencia ―salto con pértiga. El amor
satisface varias cuestiones lógicas, presupuestos y recorridos en autobús por una línea caliente;
será porque siempre lo llevamos a cuestas
dickinsoneando sus ojos muertos entre todas las combinaciones
posibles del cielo que será.



viernes, 6 de agosto de 2021

los 4 jinetes del apocalipsis

 

Conectar, estar en onda, iniciar una lectura
estimulante. Mundo onírico y real (irreal), aliciesco mundo a través del espejo (no el de Alicia Donadio);
estar en onda, conectar, tener la suerte de conocer a esa persona.
 
La vida es siempre
la misma novela rosa, la misma novelita de terror, gótica e irreemplazable, en la que suceden
hechos sintomáticos, se producen actos carnales, acaecen
irresponsabilidades de toda extracción social. Ah, nuestra
novelita de terror con sus torreones y su gótico endemoniado, su foso del castillo y su monstruo de cartón.
 
El monstruo ha secuestrado a un niño en el Parque y el Parque es tan
extenso que nadie sabe dónde. Se lo ha llevado en una furgoneta común y corriente, y aceleraba
atropellando ancianos en su huida. Esto es de una película rumana, esto acaba de ocurrir
en una serie estadounidense, esto pasará
mañana.
 
Tramamos un futuro para siempre que nunca es lo que parece. Patti Smith no es lo que parece,
parece que nadie la reconoce, pero todo el mundo sabe quién es ―no todo
el mundo: aquella señora mayor no sabe/no contesta, a esos 4 jugadores
de mus mejor no molestarles.
 
Se agudiza el poema como una enfermedad
mental, como un dolor de estómago, un malestar crónico que solo precisa un sorbo de té. La lectura
se agranda, se compromete a resultar mejor de lo previsto. La vida es maravillosa,
pero el mundo es un pañuelo y todo sirve al mismo
propósito inmoral.


'Twin Houses' (Andrew Wyeth)

jueves, 5 de agosto de 2021

un día de guardia en principal

 

Sufrir y experimentar después
el ansia, la imperiosa necesidad de contarlo, la peripecia
novelesca que quema en la frente como un estado febril o una exageración.
 
Al descuido, sorprender a un Ángel hurgándote en los bolsillos de la americana,
robándote la billetera, robándote el aliento o el cuerpo
mismo con esa intención malévola y sutil de las indagaciones y los versos: es la inspiración,
será un renglón mitificado y terrible, una dádiva
especial.
 
Hemos contado la historia de nuestra vida minúscula
y accidentada ―y accidental. Nuestra retórica bastarda, nuestra guardia en principal, y aquel
frío monástico, hermético de las soledades mal remuneradas, conseguidas,
consumadas como un acto inconsciente, todo ese batiburrillo de ignorancia y caos.
 
Hay una decepción universal que contribuye (de qué manera) a la expansión degenerada de las artes, ¡oh, mísera
lluvia, cruel diluvio! Como si Emily hubiese renacido entre los cañaverales, un Moisés
intergeneracional, una pequeña millennial exacerbada en pleno proceso
creativo, en plena reivindicación de sus reivindicaciones,
en plenitud ejecutiva.
 
La poesía es el grano en la nariz del novio, un fluido que fluye, la masa
madre de la naturaleza que se recompone a todas horas; ah, se alimenta del sufrimiento, se opone
a la generalidad de las pasiones, a tantas realidades. Es un hecho que atenta
contra la disposición sucesiva de las realizaciones humanas. La tenemos
en la punta de la lengua pero nos sigue faltando ―desde ayer
y por los siglos de los siglos.



martes, 3 de agosto de 2021

encuentros en la database

 

El devorado espacio de su alma, inmenso como el espacio entre dos mundos, como el espacio
entre dos fragilidades, el punto más alto de su mano.
 
Hemos pensado en la verdad, su renovada
y profunda convicción, su estilo tan humano, su certeza
diseminada y casual. Cada vez que se escribe una verdad un ángel muere,
resucita un mesías, un héroe flaquea en su codicia.
 
Hay un cementerio
enorme, vasto y prominente, empotrado en la ladera oeste de la cartuja,
alzado como un poste entre las figuras de la fronda atormentada. Existe un movimiento
mecánico de los seres vivos y sus habilidades para la supervivencia, un doloroso
erial de incapacidad sobrevenida.
 
Laura proviene de una estirpe (nunca desciende). Su parsimonia, su estoicismo,
su altura fotogénica. Qué leerá, y dónde. Qué obra compondrá su pluma
aleatoria. Recelamos de su idea del tiempo (¿o es la nuestra?), albergamos fundadas sospechas acerca del lugar
exacto en que puede encontrarse su equipaje.
 
Ah, el devorado espacio de su cuerpo, estrechamente
reducido al vértice tallado entre los labios, la recta elevación del paladar y la firmeza
de las nubes que abrazan su futuro.
 
Ella despierta
a la diestra de nadie ―es un proceso virtuoso―, en el descanso metafísico entre dos
procedimientos visuales o entre dos monaguillos del arte que disimulan su legado. Esta vez ha soñado
que los Ángeles visitaban su reino.


'La Brecha', Paco Pomet 

domingo, 1 de agosto de 2021

déjà vu

 

Laura ha conseguido un ascenso (era un chiste: humor seráfico). Por el camino se han
march(it)ado las nubes. Nada que decir. Junto al poema,
un abecedario manuscrito. La poesía ha llamado a la puerta y alguien ha abierto la caja de los truenos.
 
Están mirando al microscopio, antes de eso miraban con el monóculo,
escrutaban detenidamente la forma del meollo del corazón
ingrávido del Verbo. Esa horizontalidad
desorientada y formidable de toda la escritura en todos los idiomas de la tierra.
 
El prado, los caminos, los salteadores y las bestias
sanguinarias, el clima áspero y continental, los rascacielos, las autopistas de la confusión. Laura
ha conectado con una gracia que es como un revulsivo para su juego interior. Esta
modernidad ha devenido en contraste y purgatorio.
 
Ahora: la ropa que hay que ponerse,
los zapatos que hay que anudarse, los pendientes terminados en una fórmula
segura. Subir a la pirámide y olvidarse del móvil o quedarse sin la foto romántica, sin el verso
específico y la coletilla. Entre las estanterías de la biblioteca
perderse como un Pulgarcito de ocasión.
 
Ahora hace calor en cualquier parte, los cielos se muestran
condescendientes, el hielo forja alianzas inesperadas: aquí con una columna de humo, allá con una sombra
persistente, un silencio tan ajeno como un rifle camuflado en el asiento
de atrás. Más tarde, se disparará la noche en todas
direcciones y acudirán los Ángeles a consolarnos con su fértil
y prosaica desmemoria.