miércoles, 21 de septiembre de 2016

memoria de una idea genial


Subes al gueto y dios te deja en ridículo (dice Marlon James). Subes al cielo y haces el ridículo
entre angelotes y pedazos de nube de algodón. Es una feria el cielo,
payasos y la mujer barbuda, un tipo forzudo que lleva las de perder,
una pareja de elefantes.

Estás detenido. Las avenidas no son para hacer deporte; si lo haces
has de pasar el control antidrogas. Dice Marlon James (es una idea) que el hombre que trae las armas al gueto
hace sombras contra el muro de Berlín (en todas las ciudades
hay un muro de Berlín). Correr es el secreto. Hasta descalzo
se vive más rápido cuando las balas silban como pájaros sin nido.

En el gueto se dan la flor de Gnido y sus variantes: amapolas, ramas de kif;
grueso jardín sin solución de continuidad, o selva. Cuadras y panteones. El tiempo de la cosecha
llega con sangre. Cada primavera enrojece el aire, el polen
busca cigarrillos en ascuas.

Ayer la policía se dio a la fuga. El sudor acariciaba la nuca de los héroes
culpables, todos con su herramienta, el hierro salvador. Una mochila a la espalda cargada de inocencia,
tantos pasos de baile y el hop sudando su gota sostenida hasta hacerse hombre de una vez.

Dios tiene su responsabilidad, es un Jack Nicholson encaramado a su arena
olímpica, bien dotado. Todos sienten un miedo infame, que agarrota y desbarra; beben cerveza pero
están tan asustados que no les sabe bien, fuman para evocar el olvido
y situarse siquiera en un borrón de la historia.

Oh, la realidad ha tocado fondo: era su plan. Ya no duelen los golpes,
son golpes de suerte, en realidad. El humo triplica la tasa de silencio de los edificios en ruinas,
pisos a la intemperie ocupados por almas en peligro de ficción. La hechicera le ha chillado al parque: ¡gentrifícate!,
el ángel ha construido una palabra vuestra con enorme sacrificio, la princesa
se mira en el espejo como quien mira de reojo al sol (finalmente, la montaña ha parido un cupcake).

Las chicas van desacelerando, van despareciendo
también. La banda suena después de tanto tiempo y la multitud ha desparecido también. Es una idea,
dios se ha desvanecido como una mala vibración. La vida ocurre
en una oscuridad reconfortante.




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