jueves, 28 de marzo de 2019

el arte de la desilusión


Ha de ser tan poco humana, debe contener:
¡qué sorda extravagancia, qué lesa humanidad, qué loco estambre!  Casi humana,
directamente nubia, truncada en ínfulas de agitada belleza,
porcelana en su acera mendicante. Dará su paso en falso, será termómetro del tedio, varadero. Sobre ella
habrán de edificarse iglesias incruentas, templos sin columnas vertebrales.

             Este alma huye del mundo,
sale de fiesta, pero está de luto por la luz del cielo,
canta con una voz que no se ve. Si lleva un vestido blanco y camina descalza y se nota su aliento
en el leve desánimo del aire, si ha cursado un milagro al desayuno, un desliz a la hora del almuerzo, un agravio
antes de cenar la piel de la manzana.

Besar es tan extraña sensación, tal metáfora del sueño;
dios ha muerto a las diez de la mañana entre cruces y falsos materiales de obra. Y el poeta ha cantado
con esa voz oscura y ese piano deforme (aunque su banda anduviera en otra nube, otro negocio
más interesante). El poeta ha besado algo de aurora y se le ha muerto el verso entre los labios,
y el dolor se le ha ido con la sombra, la Luna y sus retoños, con el agua del río y el fibroso quejido del reloj.

De otra nación ha emigrado un santo estrafalario –su deseo indeciso–,
del vértigo ha surgido la nada con sus vehículos pesados, un falso límite ha sido trazado con la guía del tiempo.

(Sabed que) 1) las rosas riman su desnudo linaje, graban palabras en el tronco del sol, 2) el silencio no se deja comer
–indigesto, hasta gesticulante–, su forma caudalosa engaña al cuenco de la mano, engaña al brazo del abrazo,
se curva en un rincón del horizonte.

Darse brillo es el lenguaje de nuestra mariposa, es el filo estridente, la cultura del puesto de trabajo. Ella se retoca la nariz,
tiene el cutis de oxígeno (¡decid que no!). Ha pintado Jamla Is The Squad! en la sucia fachada de la fábrica
y se muestra tan alta como una formidable indagación. No ha nacido todavía, pero vive,
sigue en el juego, dos reinas en la manga y un as de picas hincado en el ventrículo derecho:
donde haya espacio.



Jee-ook Choi

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