Retiene
en la memoria el simple resurgir de una estrella, con su temperamento.
Dice:
así es la estrella. De gran corazón, fósforo e infierno (Fósforo e Infierno).
Se
hizo así la casa deshojada, se le cayó el otoño encima, encima se le vino el
día de mañana
y
fracasó a su manera, del porche al grumo de estilo colonial. Del pedestal al
cuello balanceante.
La
casa era magnífico retoño. Y la casa escribía panegíricos, ladraba con su labia
y con su labio.
Luego
se la vendió a un navegante que siempre estaba hundido (nada personal)
y
olvidó algunas frases, otros temores. Aparecieron grietas
nimias
de momento, lápidas ajadas en los archivos del distrito;
como
recordaba varias instalaciones sucesivas no le dio importancia.
Es un
error común, despreciable, pensó
Pero
no se permitía un negocio redondo. Refractaria al contrato; ya, a la visita
guiada,
cuando
sacaba a relucir sus fantasmas
encadenados
a un ritmo de viejas calderas, puertas y ventanas tensas como cerraduras.
Servicial,
el viento aseguraba su intendencia acústica,
la
lluvia se dejaba (escapar)
Retiene
el nombre de la estrella y se conforma. No es poco. El nombre de una estrella
es un
extraño libro, un testamento nuevo como un evangelio insolente. Todos sabían
que
la estrella era dios, dijo el sacerdote al final del primer acto.
Parece
ser que tuvo algún simple tropiezo, sucedió lo imprevisto y la estrella con su
traje de nova
salió
al balcón que daba al trecho de la Vía Láctea y perdió pie.
Pero
en la casa se tomaba el té y nadie protestó.
Dice
(más tarde): la nieve no me deja ver, no puede verme.
Y se
acerca al telescopio para encontrarse con quién. En serio (en serie). Una
revelación.
El
llanto consternaba al vecindario, la epidemia fuerte. No podían venderse las
mansiones
alineadas
a lo largo de la avenida que llegaba hasta los árboles: antes, sollozaban las
manos.
La
casa que yacía vacía como estaba. Qué vacía sin número, ¡ah!, ni buzón
ni encanto,
camino
empedrado, cerca pintada... No se acercaban los niños.
La
estrella puede verse sobre la casa en llamas,
como
puede reconocerse de palabra el futuro, formando un corazón de luz
fluorescente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario