Nada ocurre fuera del soul. El gueto es una fórmula poética, tiene que
ver con la acumulación
sentimental. La capital crece desordenadamente: hacia cualquier parte
del sur. Los amigos del gueto pueden
entrar en tu casa y abrirte la cabeza, pueden robarte porque han
aprendido la lección. Ah, no acudieron
a la academia nocturna (no a la adecuada), ni probaron fortuna en los
cenáculos.
Aprendieron el abc de la gastronomía, a no morirse de hambre.
Se apuntaron al estilo
astronómico, dedujeron la universal sobredosis de una frazada de luz,
formaron líneas y corazas y entre
las líneas
insertaron corazones alternos.
Este era el chico que leía con celo: a Dexter en un trapo, a Fante en
un cajón, y no se sabe a cuántos más
y no se sabe a quién. O leía deprisa a Danticat remordiéndose,
a Walser, y Albertine. Nombres para pulir sobre una cartulina cruda,
una página en alto, una tapia encalada por error,
nombres que no suenan por el altavoz de la marea, que no son los
micrófonos
de siempre ni salen en la foto digital.
Tantos nombres empeñados en
escribir un verso.
Jordan está cometiendo. Anda por ahí. Conoce al poeta mejor que a su
familia.
Ha leído los trópicos y las ambiciones, ha dejado de leer en un momento
dado. El canto de los pájaros
acompaña un poco, transita poblaciones aéreas,
expediciones por el lado salvaje de la música en directo. Decimos que
un cuerpo
vivo modifica su entorno, lo convierte en un páramo inhabitable, lo
llena de desperdicios y color.
El poema tiene conocimiento de la situación, acota los parámetros
vivifica el acento y entra a matar sin arte (valga la resonancia).
El poema agoniza, tan breve, diseñado para su autodestrucción. Ella los
prefiere al peso,
derrotados como fiambres en la morgue, Made in Jamaica. El
parque se tiñe de la presión que ha descendido del cielo,
con sus rejas apócrifas y sus funcionarios, gente uniformada que devora
toroides como dios.
Para enterrar el exceso, tierra para el desayuno, tierra para el martes
por la tarde;
cuando salga la luna, cuando el aire se vista de fulana y pida fuego por
las esquinas. Subiendo escaleras
(es un buen intento), la manera de hallar el fósforo de la verdad. Se
te ocurren
historias y peldaños, frases fuera del soul, prolegómenos para una
noche de guerra.
Se hace saber: dentro del poema hay un mundo que revienta (de gran literatura)
y un puñado de almas.
Se hace saber: dentro del poema hay un mundo que revienta (de gran literatura)
y un puñado de almas.
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