Es un
punto negativo, de transición: las alas no pueden
nacer
bajo las bombas. Pasamos por un campo de lavanda y el aroma. Hay una exaltación
interclasista:
árboles y monte, nubes y desánimo. El descampado se antoja
verificable
y así es por el voto unánime de la fauna, que sostiene
el
paisaje y sus elementos afines.
el silbo
y su estiramiento legendario, la terraformación del multiverso; somos
fruto
indecoroso de los tejemanejes del cosmos,
sus
artificiosos lanzamientos.
corta,
incluso una novela importante de Cynthia Ozick o María Garza, un bazuca
literario
musitado
en los pantanos industriales de la realidad.
norteamericano
con sus casas paralelas, alineadas y alienadas, sus callecitas
mecánicas
para que pase el culto Cadillac del KRIT, su melancólico
día de
acción de gracias (y su mala
educación).
diseminados
en la tierra nada fértil de la literatura, entre vanos
caracteres,
números romanos y números irracionales; conocemos la tabla de multiplicar, nos
multiplicamos
como
animales felices, es una pulsión
introvertida
pero inexplicable: escribimos deprisa, siervos de una nación
entregada
al protagonismo insuficiente, la presunción
de
conciencia y el fatigoso
descrédito
del Arte.
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