Había
una rendija,
y por
allí se atisbaba la maravilla horizontal de la espesura y el río, de la sagrada
laguna y sus malformaciones.
Forma;
siquiera un mal descuido de la forma y todo se empecina, renquea. El paraíso
saturado
de otredad narrativa, un hilo musical al límite de la costura,
esta
endeblez intelectual que tanto disgusta a los poetas.
El
parque a todo tren. La desnudez de la Princesa,
su
inmediata silueta recortándose contra el dúo de la luz. Había una sombra, y por
allí
descansaba
el silencio, la soledad se alejaba del crimen.
Allí,
el poeta que tanto disgustaba a los poetas sobrecogía al diablo con sus rimas
felices,
sus mentiras (cerca de un ataque de repentina cordura), su querida verdad vista
desde lejos,
desde
la torva perspectiva del pasado.
La
poesía no entraña otra servidumbre que la propia del genio, no es un escaparate
mental;
oh, es tan estéril el esfuerzo, la pobreza, en estos términos, no debería
producir ninguna compasión; digamos
que el
aire es una escalera mecánica, y no parece demasiado decir, digamos que existe
un zodiaco
imponente
que ha sido ideado fuera del mundo, ignorado por el mundo. La selva
dobla
en edad a la arena dorada del desierto. Su nombre:
Destiny
observa la minucia estética derramada a salvo de la misericordia, un desagüe de
lágrimas (otra exageración);
Destiny
forjada en la exageración y la noticia, la carne fresca de su cuerpo etéreo, su
manifiesta
feminidad,
en tal sentido andrógino del arte.
No hay
poema. Ni místico, ni erótico, ni bárbaro, ni denso. Típica cortedad de miras
de los meros traductores,
santos que
escriben poemas en inglés. Aquellos que escriben el poema de su padre, el de su
madre,
el
poema del hijo que se arrastra por los callejones, de la niña
curiosa
que nunca lo fue, reos de aquella belleza insuficiente que el amor proclamase al
abrigo de una vaga esperanza.
La
crítica ha entrado en fase REM, trae su información general al mediodía, habla
a media voz
desde
el inhóspito futuro, retransmite un clima raro. Las chicas han hallado un
espejo que las identifica
como un
detective de homicidios; sabed que el ángel domina el vallado remoto de la
infancia,
es el
converso por antonomasia y guía su rebaño de almas como un pastor sin lira.
Su
mirada es un relámpago en el lienzo afilado de la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario