Tras un
chaparrón de guante blanco, aguanieve en términos
fractales.
Una corona de abetos frente a la esencia de la caminata, la conciencia externa,
la sensación
poética
de encontrarse en los prolegómenos de la oscuridad,
en otro
ambiente.
Personas
y personas y personas, largos tragos de mirada; el orgullo de pertenecer. Es el
territorio de la apariencia,
donde
un número indeterminado de fantasmas contaminan el agua con los dedos tiznados
de
amargor. El mal de ojo te lo tiene que curar un talento del Hop, si no,
no
funciona. El viento se propaga como una bendición, es tan molesto
como
una bendición. En la puerta de la iglesia, las brasas del delirio, un par de
flores derribadas.
Los
chicos han roto con la forma en su nueva canción. Todos fuman
en
señal de protesta, es una respuesta proporcionada a la calidad del aire (dicen
que todavía queda algún
policía
perdido en la maraña del bosque). La sangre es otra
propiedad
privada, otra clase de consuelo.
Jordan
está a punto de enamorarse de un verso
no
verificable por los medios habituales; nadie sabe si el verso va armado o se ha
dejado la pistola en el contexto;
el
poeta no ha tenido espacio suficiente para reinventarse, sigue con los
formidables sinónimos de ayer, las partes
más
crueles de la redacción sobre las vacaciones en la playa del año 20XX, cuando
la tentación tomó partido
por la
zona habitable de la historia.
Ah, y
la poesía se miraba el ombligo septembrino, a menudo pixelado, perforado y
adornado con anillos y piedras
inocentes;
las estanterías voceaban su desbordante
orfandad
poseídas por un certero síndrome de abstinencia. Un verbo machacón y correoso
percutía
su gimnasia evolutiva sobre el tenue parche de la soledad
existencial.
Pena de
todos los sabores: tóxico, agnóstico y andante. Por el monte, bandadas de
psicólogos confesos,
partidas
de enigmáticas dentistas; una sombra del mundo en cada personaje, cada uno con
su libro de bolsillo
en el
bolsillo. El Arte se cargó la civilización a base de nutridas performances. En
un cuadro de Rothko
estaba
escrito que el tiempo solo tenía cuerda para una breve y borrosa eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario