Parece desierto, pero. Hay almas. Acurrucadas,
aéreas, formando un quebradero, un legado
en zigzag relampagueante.
aéreas, formando un quebradero, un legado
en zigzag relampagueante.
Algunas curiosidades sobre las almas, que pueden:
llevar
una camisa
perder
un botón de la camisa
sufrir
amputaciones
Precisamente,
las almas son buenas conocedoras de las bellas artes. Poned
un alma
frente a un caballete, un lienzo en blanco y observad
cómo realiza un voraz movimiento de pinceladas
y réplicas (que alguien podría definir como espasmódico)
para dar a luz un espacio
museístico de intensa magnitud. Digamos un episodio
carnal
semejante a un simulacro de Bacon (nunca un paisaje de
Constable), arlequín demediado,
fantasma en el vacío de Schiele,
vigoroso átomo en Basquiat.
Incluso sobrecogedoras. El desierto
languidece sin ellas, sin ellas
solo es una línea de diálogo en el horizonte, un glacial
de vacaciones, la taiga dominante,
una ladera de la gran Armenia
con sus rebaños ausentes, su hierba inmaculada.
Acaso vuelen o planeen acciones. Acaso rueden por el aire
como gotas
de lluvia, escalen la gravedad del cielo o se lancen en
paracaídas sobre la arena
durmiente. Solo los Ángeles las clasifican,
autorizan viajes y conceden visados,
solo los Ángeles desertizan el mundo para ellas.
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