Tenemos el espejo donde anida la noche,
hemos captado la sonrisa del fuego. Pero
en esta celda no hay espejos. Nadie sonríe en el asiento
de atrás
del corazón.
justo en frente el reflejo del Arte, su metamorfosis abierta,
su efemérides.
Cortamos por lo sano.
sólida recorre el cielo en puntas de ballet: su pelo
estremecido y sangrante, vivo como una dimensión superflua,
su confianza. Confiamos en ella
mientras surfea la contrariedad, pluriempleada en tantas
nubes.
incitan a la discreción –una intro ajustada. El café de
las ocho y cuarto hierve de ignorancia, es un día
completo en un segundo, late como una sugerencia efímera;
el tiempo se inmiscuye en el sentido
de los acontecimientos, modula la pertenencia simultánea
a varias
organizaciones profesionales: médicos y parientes,
público en general.
bajo la Luna de ayer. Somos los paparazzis de la
oscuridad, tomamos instantáneas que son como películas
mudas donde la gente piensa que dice la verdad (Destiny®
nos recomienda The Stand,
habrá que verla).
enojada, el vacío de las emociones, la sorpresa de una
escena interior, sientes
el nutritivo azul de la ceguera, el renovado pasmo de la
soledad.
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