Destiny® se siente bien (se siente). Dicen que no tiene
sentimientos. Hace
como que tiene sentimientos. Sus alas expresan
una contradicción semejante, pues no se ven. Sus dientes
mastican monedas de oro, sus labios trenzan el hormigón
armado de las oraciones.
concentración, anuncia un concierto de Donna Missal:
iremos de tiros largos, a sentirnos como
príncipes ariscos, como herejes
o héroes.
respetables. Quiere ser alguien, te mira arrobada con un mohín
de triste
aturdimiento. Después de tanto amor se le han quitado las
ganas, se ha tumbado en el sofá y escucha
música sacra (a Pomme), una triza del jazz que desciende
–parsimonioso– del cielo encapotado.
al filo de una aurora rosicler. Se lo rompe, mejor dicho,
como Albertine.
Estamos diciendo en sueños, estamos
hablando de una sensación autosentida y coloquial, un
multiverso de nada
metido con calzador en una pesadilla de andar por casa.
es como si al silencio le hubieran expedido un nuevo DNI.
La mayoría
existe y es como si fueran tres o cuatro, no más. El
espacio se atarea y da cabida. Destiny® se siente así
desde hace una eternidad.
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