Hoy vuelvo a despertar entre cuchillos,
rayos de luz que son horribles dagas
envueltas en reflejos amarillos
que deben la fiereza de sus brillos
a la feroz nostalgia que propagas.
Contigo en el recuerdo, me confundo
de vida y me rescato en un momento.
Atrás quedan las penas de este mundo
reducidas al eco gemebundo
del suspiro que apenas represento.
Hoy hace tres mil años que te fuiste,
estaba ciego y puedo verlo ahora;
tres mil años que llevo estando triste
persiguiendo un fantasma que no existe
sino en mi pobre mente soñadora.
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