Si ves un ángel, si lo ves, te ama,
remueve cielo y tierra para amarte:
busca en tus ojos la perfecta llama
pero siempre la encuentra en otra parte.
Para escribir con sangre, la derrama,
para dejarse el alma, la comparte:
busca el milagro que le dé la fama
y crea una piadosa obra de arte.
Si ves un ángel, el amor es tuyo,
te pertenece, guárdalo en el fondo
del corazón, donde la luz florece,
donde el silencio trenza su murmullo,
ensaya el ruiseñor su cante hondo
y el amor solo a dios le pertenece.
Hay una poesía traducida
directamente del amor que pasa,
y hay un reloj de arena que se atrasa
y un beso que no da la bienvenida.
Hay un poema preso en su medida
y un tiempo como pedro por su casa;
del verso puede hacerse tabla rasa,
con el tiempo, el amor nunca se olvida.
Dar un beso de amor es dar un beso
que encuentra el corazón o pincha en hueso,
pulsa el centro del alma o no la toca.
En el aire hay un verso que no pesa
y en el verso hay un beso que no besa,
pero pasan los dos de boca en boca.
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