Defina poesía: la poesía es lo contrario de la vida. Trucos del
periodismo
alternativo en tiempos de posverdad. Críticamente, Jordan acorrala un
cenicero y desliza
sobre el cristal un torrente de virutas frescas; el humo escurridizo,
incómodo, hace como que asciende hacia el sopor
nebuloso de la atmósfera, el planisferio en que se ha convertido el
desayuno.
Desde su rama sobreentendida,
sobrevenida y ausente, el poeta desgrana un rosario de respuestas
holográficas en consonancia con las últimas
revelaciones de la astronomía; así, el poema deviene lente
multidimensional, párrafo en ascuas,
duro-escollo-léxico. El poema, así, es un acto corsario, gregario, una
baladronada sin ninguna
virtualidad, sin peso ni sustancia.
Escucha, Jordan, si quieres vivir, huye de la poesía, no la
leas, no la entiendas, no trates
de afanarla en el supermercado ni la toques por debajo de la
blusa,
no bendigas sus arrobas líricas ni sus pretensiones. La minería es para los
canarios que fingen el júbilo y la meditación,
simulan una epidemia controlada. El poema deriva de un desbarajuste
cínico, florece en un centro de desintoxicación. Y no es suficiente.
Ni sirve, ni enaltece ni enamora. A saber: que hubo una princesa enamorada,
cuyos cabellos rizados eran
símbolo de maravillosa orfandad y desapego: princesa Zen, orgullosa del
viento y nada más. Que leía un gran poema
e iba marchitándose, y cuanto más leía más se ajaba y defraudaba su
belleza, hasta que un día tomó entre sus manos
una novela gráfica y recuperó ipso-facto el caramelo, la entropía fue
derrotada y el colorín interpretó su frondoso movimiento.
El amor fue concentrado en un punto a punto de subir a un tren que no
era el tren del olvido. Silbó la locomotora
y las golondrinas acudieron a su puesto orbital, su revoloteo cotidiano.
El poema, entre tanto, funcionaba a pleno
remordimiento, era un sueño a vapor, bullía de incumplidas promesas y
aleluyas
visionarios.
Desayunar es el pronóstico mientras que sale el sol; la novedad es el aire
que se apuntala y crece
como una balaustrada pintada de amarillo, decorada y todo con cabezas
de alce pintadas de un marrón bolsa de papel;
pero cuando se pinta un verso de amarillo, la mala suerte aparece
sentada entre juncos
curtidos y árboles de navidad, estropea la serie, y la obra se viene
abajo con el misterioso
estrépito de los imperios y los fósiles.
Koji Nagai |
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