miércoles, 4 de octubre de 2017

princesa


Es su Princesidad, que mortifica,
que tanto espanta y mortifica tanto,
pues tanta realeza causa espanto
y tanta dignidad no dignifica.

Su corona, que irradia patria chica,
reino y ciudad de luz, armiño y manto,
que cede tanta industria al desencanto
como si fuese inmensamente rica.

Es su Majestatura, que descuadra
como un libro firmado de palabra
o una oración escrita en el estanque.

Su cetro, que entroniza y adultera
desde el puño de hierro a la bandera
y tanta rosa cede al que la arranque.


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