Es un ángel surgido de
la nada, ni se tiene en pie,
aletea rabioso. Su
ámbito objetual comprende una histórica multitud de inflexiones verbales:
escafandras, queroseno,
mitocondrias, son posibilidades, gente también, ángeles también
de hermoso rostro,
automóviles con doble personalidad
(doble motor).
Lo prioritario: desvelar
un secreto fundamental,
organizar la mascarada
de las letras, frecuentar los antros musicales y transigir con sus filias y sus
ondas,
ver más allá de las
palabras. Un campo es necesario, el campo
artístico donde las
cosas obren, las princesas mascullen, los ogros se desmientan,
duerman las mariposas.
Cuando el mundo
atraviesa el lugar
prohibido se produce una
colisión, un siniestro. Es como un choque de galaxias
hermanas, que no causa
problemas, no saca chispas de la chistera del tiempo.
Hace tiempo que el arte
ha determinado su consciencia, su verso es claro como un rayo de luz,
atruena y se desviste
como una macedonia de datos confidenciales,
es un mercado del arte,
¡el arte es el mercado del arte!, sus genuflexiones
y su encanto ensimismado,
¡qué minucia!
Oh, ¿y qué hace un verso
sin ángel? (quién). Alguien
ha perdonado un verso
sin ángel, sin entrañas, su corazoncito estudia para arquitecto de piraguas,
cruza
la Avenida por el paso
de cebra,
pero ya no hay cebras en
la naturaleza, se las ha comido el esfuerzo del genio –tan monumental–, el
desarrollo
cultural de la materia,
su intelecto canino.
El poema agoniza, lo
acaba de pillar el tren; es agosto y los trenes afloran
víctimas del hierro y su
carnaza humeante. La víspera del día de difuntos es todos los días
en esta rosaleda, este
monotema del vacío.
Qué ángel ha peinado su
progreso litúrgico, la buena literatura
aromática y sutil, el
medio descalabro de la suerte; Destiny® aparece en una viñeta,
rubia como un reguero de
imágenes fugaces, alta como el infinito y su contrario,
bella como el milagro de
la última noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario