Entonces el Ángel sufrió el primer
abuso y gorjeó como solo había oído antes llorar a las
palomas: por no asear
su habitación (lo que tuvo consecuencias).
latía como un corazón robado, palpitaba aspirante, alejado
de la mano de dios.
se aclimataba a la sensibilidad de las mareas, su
comportamiento
acelerado. Los cambios forjaban el carácter, eran capaces
de amaestrar las penas,
de contener las conciencias y fabricar relojes mágicos.
final, el epitafio de la consagración, era como un
nacimiento
fascinante. Ah, pero el látigo restallaba
fibroso y la sangre forjaba el carácter, lograba columnas
y regueros, ríos
marginales que descendían la escalera social.
una inspiración: 4 de las 9 Musas fueron
convocadas a la mesa del padre (tal vez más); acudieron
al reclamo de la música
y el trino elegante de los pájaros azules e insuflaron
materia a lo que solo era verdadero vacío.
rodeadas por una mano excesiva, bombas de humo y
mediocridad ambiental.
talado como la carne roja de las amapolas.
del puzle sin echarse a llorar.
Tracy Nuskey Dodson, 'Fly' |
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