Ella no, su karma es puro
flow, su gargantilla de plata, el mármol de su movimiento.
Ella y el cantante de góspel,
qué pareja inédita. Sus familiares tan lejos por el mundo.
Sola en los confines de la naturaleza, entre desconocidos
cármenes y desfiladeros.
Aparece con su moño personal, su plática interior. En la
frutería
agradece las palabras y los hechos, la épica. Es una
aventura
diaria, un descubrimiento: no ha descubierto el amor.
aturdida, noqueada por el aire. Su máscara principesca
dificulta la identificación, puede confundirse con una
mariposa
o una mujer intensa. Puede difundirse una imagen errónea
de sus intereses. Oh, pues ha fabricado
una cadena de chocolatinas fundidas en negro, una preciosa
baratija de silencio.
consciente, produciendo cerveza y minerales, rápidas combinaciones.
Su verso
aproximadamente causa una imaginación por habitante.
Demasiado probable, una sobredosis
de integridad, un espejismo fotográfico. No hay cuestión,
su juicio
interviene la materia, su mirada persiste.
su quimera con piezas de plástico y mimbres informales,
rayos de luna y voces
acusadas. Ella no, su cuerpo es pura industria de la
aurora, su cuerpo es pura cima; su nombre es Laura y acude
a la mesa del Arte con las manos vacías.
dentro del Arte es decir mucho más allá, lejos del fondo donde la crítica se obstina, en un lugar remoto que es el verso
viernes, 2 de abril de 2021
patrimonio
Es la media sonrisa, los hoyuelos,
el cabello que esculpe la estatura,
son los ojos al norte de la altura
obrando paraísos paralelos.
Es la geometría de altos vuelos
que el cielo de los labios prefigura
(y es su más delicada floritura
la que deja al amor muerto de celos).
Es la luz clandestina de la tarde
que solamente en su mirada arde
y solo en ella su fulgor restaura.
Es la restauración de la alegría
y el modo en que el silencio se vacía
cuando se llena de su nombre, Laura.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario