viernes, 20 de agosto de 2021

rosa

 

Los puntos cardinales
arruinan el espacio con su determinación, arrojados
como piedras, cantos rodados con su canto general y extraordinario. Hay un norte
que hace daño, pincha y roca, hay un sur
destinado al espejismo y la reiteración.
 
Ese norte que adeuda más allá de Londres,
sus brigadas y sus parques campesinos. Hectáreas de encogimiento de hombros, 40 acres
por cabeza.
 
La Nochebuena que viene es un extremo al sur, el día de tu cumpleaños
linda con un perfecto contratiempo. Al oeste se escuchan
disparos incesantes, al este, un muro se desentiende.
 
Quién fuera ser alado, alígero y febril, con alas como estambres
enjaulados, membranas de murciélago, quién,
vampirizado, pudiera asombrar al mundo con una gota de sangre
cautiva, un número circense.
 
Destiny® va al museo: dan una película subtitulada que empieza por su nombre ―protagonizada por Destiny®
y su circunstancia. Es un acto creativo de primera magnitud, una sorpresa en ciernes;
estrellato e invención de caracteres, subrepticia
musicalidad y ángeles caídos, almas con pies de barro,
tierra ancestral recogida en m3 de arena de la playa.
 
Una colilla, un cristo de madera, un vaso de plástico, una mascarilla
profanada. Todo limitando,
limitante, todo encajado en la realidad con sus aristas, sus lados por todos lados, su significado
atronador. Todo de una forma u otra
formando una maraña de posibilidades, un rombo delirante.



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