Realizaciones.
Mundo que sucede
atravesado.
Tiempo que es un cacharro de frontera (de un tiempo a esta parte). Las cosas
se
cuantifican, cuentan como cuentas de un collar robado, como monedas
apócrifas.
Walthamstow donde las chicas jamaicanas arden sus trenzas
milenarias y el Sol se esconde. Las aceras
veranean y las nubes cobran una libra por pasar.
ceniza, un espacio gris adviento. Por ahí flotan las bandas
con sus señales de humo y su patrimonio inmaterial, su imaginería
estilizada. En la pared
―burla/burlando― el poema se a(n)gosta, en la esquina se arruga un poco
más, un día más murmura: sueña
fuerte y general, abanicando el pasadizo de las hadas, sobre el madrinazgo
de una guitarra constante.
avenidas, proyectados los proyectos, inyectados en sangre los ojos
ciegos de luz dormida. Es un pájaro enorme que tapa la claridad con su
aleteo
mortal. El mundo en orden y todo en orden,
solo una sombra detrás de cada cuerpo, solo un día detrás
de cada noche, un poema detrás de cada error.
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