El
devorado espacio de su alma, inmenso como el espacio entre dos mundos, como el
espacio
entre
dos fragilidades, el punto más alto de su mano.
y
profunda convicción, su estilo tan humano, su certeza
diseminada
y casual. Cada vez que se escribe una verdad un ángel muere,
resucita
un mesías, un héroe flaquea en su codicia.
enorme,
vasto y prominente, empotrado en la ladera oeste de la cartuja,
alzado
como un poste entre las figuras de la fronda atormentada. Existe un movimiento
mecánico
de los seres vivos y sus habilidades para la supervivencia, un doloroso
erial
de incapacidad sobrevenida.
su
altura fotogénica. Qué leerá, y dónde. Qué obra compondrá su pluma
aleatoria.
Recelamos de su idea del tiempo (¿o es la nuestra?), albergamos fundadas
sospechas acerca del lugar
exacto
en que puede encontrarse su equipaje.
reducido
al vértice tallado entre los labios, la recta elevación del paladar y la
firmeza
de
las nubes que abrazan su futuro.
a
la diestra de nadie ―es un proceso virtuoso―, en el descanso metafísico entre
dos
procedimientos
visuales o entre dos monaguillos del arte que disimulan su legado. Esta vez ha
soñado
que
los Ángeles visitaban su reino.
'La Brecha', Paco Pomet |
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