Elogiamos
nuestra imperfección, elogiadla, dadnos alas, retened
nuestro
entusiasmo. Todo lo demás será
plano
esnobismo, comparanza y desnivel: hábito. El poema convoca la sed de las
montañas, anuda
el
tiempo a su columna; pero anhela el tropiezo
y
sintoniza una frecuencia de traslado, persigue un sincretismo alocado y
cobarde,
exige
una rectificación.
eternas.
El secreto de la noche es la oscuridad, el de la poesía, el aire. Dejad que
corra el aire sobre el alma
corrupta
de los versos, su talentosa gangrena
estilográfica.
intrépida;
cómo interviene en las cosas de los hombres (es solo nuestra), atiende
a
la llamada de la soledad, es pura nostalgia y puro
entendimiento,
nos provoca la farsa y la sonrisa como en una comedia arrebatada.
sin
interrogatorio estimulante ni bolsas de mercadona
en
la cabeza (shit!). Es solo sentimentalismo y vanidad. Ya la tinta ensucia las
yemas de los dedos,
ya
la imprenta y la guillotina silabean su maquinaria, encuadernan
la
forma y firman encantadas un discreto armisticio.
extraña
en fantasmagorías y sorpresas. Los ancianos de la tribu nos explican la verdad,
entonces, avanzamos
a
trompicones, resbalamos en el agua de los ríos, los pájaros
nos
silban, las flores nos acechan. La gente no nos ama
porque
intuyen el Arte que despierta,
se
filtra entre las grietas del silencio que honramos.
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