jueves, 12 de agosto de 2021

hailee steinfeld

 

Nuestra es la libertad del destino,
la libertad de la conciencia,
la soberana libertad de la memoria.
 
                                Lógica informal:
 
                                Hailee Steinfeld no es Emily Dickinson
                                Hailee Steinfeld no es Emily
                (luego)     Hailee Steinfeld no es
                                Hailee Steinfeld
 
Oleadas de realidad que nos provocan blandas psicosis. Sufrimos la penuria
de la fantasía, somos libres de morir en cualquier
habitación cerrada.
 
La noche especula con los muebles,
hay un desahucio en marcha y los niños no pueden dormir. Somos libres de apartar
la vista: el poema prefiere la parte
donde no cubre demasiado.
 
Poemas que fingen ser estrellas del rock, poetas que fingen
una estrella fugaz, estrellas que te llaman por tu nombre. Existe un borrador en el que falsificamos
nuestro propio nombre (y vamos detenidos).
 
Emily ha sido traducida a tantas lenguas (fue
traicionada por Hofmann). Todos hablan de grandeza, coleccionan
aplicaciones, se aplican como colegiales imprudentes, acuden a las olimpiadas del arte
con un sabor raro en la boca.
 
Es nuestra libertad la que sufre y se retuerce, la que desayuna la crudeza
del vértigo, el verbo crudo como un pescado recién arrancado de las olas. Ah, oleadas de realidad,
anzuelos sangrientos y un viento leve que no deja de soplar desde hace un siglo.



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