sábado, 25 de septiembre de 2021

desautorizándo_nos

 

Hay vida en el espacio fértil de una página
web. El programa ha programado el desayuno en la cumbre de una colina, luego
puedes bajar rodando la pendiente, el Sol te apoya.
 
Nublado como un vestigio de la naturaleza que nos queda, algo aparte;
existimos en este brexit interior,
íntimo y bastante fiel, nutriente y como atosigante, como inductor que te aproxima al odio volátil de las mariposas,
el odio de los escritores de necrológicas
(y los biógrafos).
 
Leemos la biografía no autorizada,
inédita (e inevitable) de Laura (tenía que salir en el poema); su vida es tan recóndita,
tan septentrional. Hubo un tiempo
dinámico y flexible en que podías recorrer Europa sin bajar de la Luna ni dejar de pisar los versos
encendidos, esa brasa
coral.
 
Como la noche hace el ruido de las noches y la mañana se despierta
amenazando a los pájaros. El poema
persigue la indulgencia del Arte ―el poeta solo que le dé el aire―, la confirmación
de un nuevo esperpento.
 
Nos_a separamos (nosa: es un error tipográfico relacionado con el episodio uno), nos arrinconamos
y en el rincón de pensar pensamos en ella y la lejanía placa con entusiasmo
el avance doloroso, sonámbulo de nuestra conciencia.
 
Dice que el silencio
le ha mordido la mano, que la soledad ha usurpado su sombra. Es una cortina de humo, lo cierto
es que prefiere felicitar los no-cumpleaños en el FB
y olvidarse del mundo que la ama.



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