sábado, 20 de julio de 2019

fresh blood


Montada en el poema con el viento de cara, amontonando
recuerdos para el repertorio y la falsificación. Los recuerdos son parte de la conciencia,
pero son parte de una conciencia colectiva, pertenecen al mundo como al individuo. Compartir
un recuerdo es algo tan corriente como paranormal, porque toda memoria se construye.

Montada en el poema en su forma automovilística y veloz, Destiny®, ese ser de luz,
es decir, ajeno a la realidad (o al universo). Atentos. Carne fresca por la Avenida, su matrícula
es   N0S4A2  . Es una broma, pero la bestia coopera
con el destino escondida tras los arbustos o participando en la carrera del siglo (sigue teniendo mal genio,
que es una forma de genio al fin y al cabo).

Se amontonan los recuerdos, los insectos, las insinuaciones. Todo
venido a menos, vendido al último postor, a un impostor, mal vendido a un fondo buitre
radicado en cierto nido de víboras, a cierta gran
altura, sometido a la molesta, módica incertidumbre de los inversores.

Montadas en la proa del poema, como en un tanque; las chicas son tanquistas
invencibles, van equipadas con prismáticos y chalecos amarillos, llevan bombas metafóricas, espejos
de una sola inspiración. El humo que despiden por la boca es el mismo que deja la metralla, la fresca
purpurina de sus labios es del mismo metal que hay en la sangre; vuelan
con el viento, sobre los árboles y las miradas, son tan de aire
como el beso de la soledad.

Oh, ser de luz ajeno al mundo, Ángel tú coronada de semillas; si el cielo es la conmoción
de tanto cielo (solo aporta un tamaño gigante). La felicidad, la velocidad, el golpeteo
incesante de la naturaleza amarga, ese talante musical que el vértigo
dispone y robustece; pues la memoria de la noche
es un fundido en negro que corresponde al ojo vago de la historia
y la brusca ceguera de la aurora.


2 comentarios:

Seguidores